OFF-Topic - Los favores se pagan. euzkal - 24 Ago, 2014 - 09:37 PM Asunto: Los favores se pagan.
Dedicado a Uge (buscame por mail, amigo)
Para recordar viejos tiempos, les dejo un relato que nunca publiqué (salvo una parte), que es un preámbulo a la presentación de las aventuras de mi nuevo bárbaro y su esposo, es decir, y aquí sí cabe el artículo posesivo, SU moro, SU Jemali.
Como siempre mis escritos son inconclusos - aunque sea un preámbulo - y tratan de ser humorísticos.
Y como ocurre en ocasiones, hay un nivel de lectura oculto, que se puede leer como un comentario o sugerencia de cómo comportarse en un Foro como éste y sobrevivir. En este caso, por ejemplo, lo que le pasa al Druida. Esa parte del relato si la publiqué en su momento, en una discusión amigable, sin aclarar nada porque suponía que el contexto la hacía MUY evidente. (Aunque recuerdo que luego se lo revelé a alguien por m.p.).
Acerca de los Beocios, una historia de amor: Thudalia y Jemali, y de la Cultura Mora. (Título sugerido por Drognan, largo y rebuscado).
"La nuestra es una guerra muy civilizada, similar en su esencia a las Cruzadas Libertadoras de los Imperios del Siglo XXI en la Tierra. Salvo excepciones, sólo mueren los civiles.
Es decir, mero daño colateral. Nada de gran importancia.
Los civiles son baratos, y se reponen con mucha facilidad".
Morgana Lefay, hechicera subcomandante de mis fuerzas, ironizando en su discurso de conmemoración del décimo aniversario de la destrucción de Tristram.
He hablado mucho de las Rogues, y bastante de los Lobos de Hierro. Le debo ésto a los MEJORES.
Los Moros. Parte 1.
Los moros son una antiquísima etnia, afincada en una serie de valles desérticos, similares al Cañón de los Magos pero con oasis. Estos habitats son innaccesibles salvo por la vía de los waypoints. En milenios, nadie que no sea moro ha puesto un pie en esas arenas; se piensa que muy probablemente los últimos forasteros en llegar allí fueron las primeras tribus de moros que fundaron su cultura.
Por supuesto, existen algunos escasos pasos montañosos que permiten a los jóvenes moros salir de sus reductos, y marcar su impronta genética en los waypoints del resto de Santuario. Los waypoints del territorio moro ni siquiera tienen una guardia, a tal punto confían en que allí sólo puede aparecer un moro.
Lo que no es muy recomendable es tratar de "ir" por esos pasos montañosos. En ocasiones no muy frecuentes, desde ejércitos muy poderosos hasta aventureros solitarios,la empresa se intentó.
Nunca.
Nadie.
Volvió.
Para evitar acontecimientos ingratos de esa índole, los moros - por lo demás una cultura muy pacífica y respetuosa de la idiosincracia de los demás -, han establecido en la entrada de esos pasos, unos enclaves comerciales y turísticos. De un lado del camino, del lado de afuera, pujantes mercados y confortables posadas acojen a los visitantes; en el medio del camino, una modesta piedra con la inscripción: "Se ruega a los gentiles extranjeros, no pasar. Disculpen la molestia". Del otro lado ... territorio moro.
Se cuenta que en una ocasión, uno de esos asentamientos recibió la visita de un nutrido contingente de kurastíes, unas setenta personas. En infaustas circunstancias, motivadas por el exceso de bebida, uno de ellos empujó en broma a otro, que trastabilló y puso la punta del pie del otro lado de la piedra. Los moros enterraron vivos a los setenta en una hilera transversal al camino, 34 de un lado, 34 del otro, y en medio, destacados, el empujador y el empujado. 69 miran hacia la montaña, con lo que alguna vez fue su naríz a centímetros de la línea establecida por la piedra; el empujado mira hacia atrás, y la parte trasera de su cráneo se encuentra en pleno territorio moro, ocupando el espacio que aquel día tocó. En su frente, está grabada la palabra "Pasó", junto a una especie de emoticón de "Very Sad".
Los actuales turistas cuentan que la sensación de vértigo que se siente al estar al borde de la fila de cráneos, supera con creces a la de estar frente al más profundo precipicio. Es que si das un paso en el vacío, hay una remota chance de zafar.
Aquí, no.
En otro asentamiento, hay un túmulo funerario del que emerge un dedo que queda del lado moro. En este caso el imprudente no osó pisar el suelo moro, sino que, digamos, intentó una exploración aérea.
Pasó ese dedo.
(Los moros aclaran compungidos que ellos no matan a nadie, si lo pueden evitar. Te entierran saludable, y dejan que el tiempo se encargue).
Así como son reservados en cuanto a su territorio patrio, lo son en cuanto a su cultura. Consideran que todo habitante de Santuario tiene derecho a saciar su curiosidad, haciéndoles UNA Pregunta sobre la cuestión, y llaman a ese interrogante exclusivo LA pregunta, para diferenciarlo de una pregunta trivial, tipo ¿Cómo estás Fazel?.
Una vez formulada LA pregunta, las respuestas son estandarizadas:
1. Si.
2. No.
3. Eso no se hace.
4. (Silencio).
El silencio debe ser considerado como una respuesta igual a las demás. Esto es muy importante de saber por un pequeño detalle: al indiscreto que hace otra Pregunta - el cupo es UNA per cápita por vida -, los moros le asignan el estatuto de "fantasma", lo que supone que nunca más un moro - ningún moro - vuelve a hablar con esa persona. Sencillamente, dejó de existir para ellos.
De mis personajes, el Bárbaro despilfarró su pregunta en la primera conversación trivial que tuvo con el anterior moro del Nigromante (le preguntó si nunca se emborrachaban) y zafó de ser un fantasma porque el Moro se fue rapidamente a rogarle al Nigromante que le explique. Por las dudas, el Bárbaro de ahí en más se comunica con los moros por señas.
La Jabazona también se la gastó a poco andar. Más o menos una semana después de contratar a Chalan, lo invitó a su habitación en Lut Golhein, se desnudó, le mostró su cuerpo cubierto de cicatrices, y le preguntó si ellos practicaban el sadomasoquismo (la Jabazona se le estaba ofreciendo, es obvio). Chalan vaciló, se hizo explicar la pregunta, se sentó ensimismado, y estuvo cavilando durante el tiempo necesario para que la Amazona se enfríe y se vuelva a vestir. Luego le contestó muy colorado que algunos sí, con los ojos llorosos. Y cuando la Jabazona amagó con hacerle otra Pregunta, Chalan se puso de rodillas y con la más extrema desesperación le rogó: Por favor, Señora, no lo haga.
La Jabazona quedó desconcertada, y pensó que Chalán suponía que ella era sádica, y que le iba a pegar. Pero su intuición le indicó que era mejor dejar las cosas así, y lo despidió amablemente.
Al otro día, le preguntó a la Hechicera quien la derivó a Drognan para que se saque todas las dudas.
(La desesperación de Chalan era porque la había visto combatir, y se había enamorado absolutamente de ella no como mujer, sino como combatiente. Sigue siendo aún hoy el moro más orgulloso de su jefa, y agradece por igual el disfrute de poder seguir hablando con ella largo y tendido. Sin el riesgo de una segunda Pregunta).
"El Druida hizo un mejor uso de la suya. Le preguntó a Jahmal Jahber, que es el actual embajador plenipotenciario de los moros en Lut Golhein (¿No lo conocen?. El que está ahí sentado.)
Fue así. Cuando se conocieron, el Druida le comentó que su nombre le resultaba conocido y Jahmal le respondió con una sonrisa pícara que su madre le puso así porque "le faltaba una runa", "a ella" agregó; el Druida no entendió pero no quería arriesgarse a la doble pregunta, así que le preguntó luego a Lysander, quien riendo a carcajadas le explicó que así dicen de quien no tiene todos los patitos en fila, o sea, del que está loco)
El Druida había entablado conversación porque quería saber si conocía algún preparado en base a un moho que había visto en un nido de Black Raptors. Jahmal le dijo que sí y le vendió un frasquito muy pequeño con un espeso líquido verde, recomendándole que tome dos gotas hasta familiarizarse al tóxico, y más adelante, si se animaba, que pruebe con tres (una gota produce diarrea y nada más, y cuatro gotas son inexorablemente mortales, sin antídoto conocido).
El Druida se fue a la habitación que le alquila a Greiz, indeciso entre dos o tres gotitas, pero evaluó que él es un hombre curtido, ávido de emociones fuertes y muy "animoso", así que tomó dos, hizo una pausa, y con una radiante sonrisa de niño atorrante, se puso una tercera en la lengua saboreandola con fruición. Durante un lapso no pasó nada, hasta que de repente se encontró convertido en un huevo de cucaracha aporreado por media docena de paladines zealots; ya era de por sí una situación embarazosa, pero se agravó cuando sintió las descargas de campo estático que le aplicaban dos hechiceras. Por alguna razón, el Druida quiso razonar con las Hechiceras que parecian menos furiosas, explicandoles que él era un huevo, y que por lo tanto no representaba ningún peligro; y que además, si llegaba a eclosionar, qué problema podían representar unas cucarachitas ante seis Paladines. Incluso él estaba decidido a no nacer; su existencia consistía en ser huevo, no cucarachas.
Desesperado se dió cuenta de que el autoconocimento de su anatomía de huevo era muy deficitario: ojos parecía tener, porque veía, pero la boca, ¿dónde estaba?. ¿Cómo se puede pedir clemencia si no te encontrás la boca para hablar?.
Por suerte el efecto pasó rápido. Se encontró tirado en la cama, bañado en sudor, y muy agitado. Cuando se calmó un poco, empezó a sentir los dolores. Tenía el cuerpo molido, como si los golpes hubieran sido reales.
La próxima, dos gotitas, se dijo. Hay que hacerle caso a los que saben."
Cuando le contó la experiencia a Drognan, éste saludó la información que le faltaba para su libro, pero se lamentó de que el Druida podía haber hecho el requerimiento sin gastarse La pregunta. Si en vez de haberle dicho si "conocía" la sustancia, le hubiera dicho si "tenía", no hubiera sido considerada como tal, sino como una mera demanda comercial.
Drognan es, sin dudas, uno de los eruditos más respetados en todo Santuario sobre la cultura mora. Se dice, lo cual suena absurdo pero tal vez no lo sea, que en ocasiones los moros le preguntan a Drognan algo sobre sí mismos que no saben.
Cuando el joven Drognan estaba elaborando su tesis de Doctorado en Alquimia, decidió incluir un pequeño capítulo sobre alquimia mora, algo poco explorado. Se leyó todo lo que había sido escrito, entrevistó a unas 500 personas que le habían hecho su Pregunta a los moros (incluso a varios fantasmas), y preparó con mucho cuidado la suya.
Cuando se sintió listo, buscó al moro adecuado (debía ser sabio y saber leer, porque la pregunta era larga) y le entregó su Pregunta por escrito. El moro leyó por arriba como para hacerse una idea, y le pidió un tiempo para consultar. Dos días después, le respondió: No.
Drognan se fue absolutamente emocionado con la respuesta, y esa misma noche terminó su tesis. El capítulo se llamó "Algunas consideraciones sobre la alquimia morisca, precedidas por una breve semblanza de su singular cultura ". Con el correr de los años, Drognan siguió investigando, y el capítulo se convirtió en una obra en sí, que al día de hoy consta de 27 voluminosos volúmenes en letra chica, y que se actualiza mes a mes. La parte correspondiente a la alquimia, ocupa, como en el original, media página al final. (La alquimia no parece ser el fuerte de los moros). Y la "breve semblanza", el resto de la obra.
Es de esta obra de Drognan, que extraigo buena parte del material que aquí les presento.
Pero de lo quiero hablarles es de los Beocios.
Aunque antes, otras particularidades. Los moros, como los coreanos en nuestro mundo, tienen unos pocos nombres, y con eso se las arreglan. Como no les gustan los apodos, para diferenciar cuando están hablando de moros ausentes, usan el primer ancestro que no se llamaba igual: por ejemplo: Fazel al Chalan, el moro del Nigromante, no significa que sea hijo ni nieto de Chalan.
Porque un moro que se llama Fazel le pone Fazel a TODOS sus hijos. Es tradición y ellos son MUY tradicionales.
Pero a veces, hay motivos para cambiar. Puede que el tal Chalan haya vivido hace doscientos o quinientos años.
De esta manera el moro de la Javazona se llama Fazel al Kasim, y no hay manera de confundirlos.
Puede ocurrir que aquellos ancestros innovadores también se llamaban igual - el moro anterior del nigromante se llamaba Chalan al Jemali, igual que el moro de la Javazona, pero uno era "al Jemali al Chalan" y el otro es "al Jemali al Fazel".
En tal caso se recurre al innovador anterior al anterior. Y así sucesivamente.
Todo muy sencillo.
Eso sí, cada moro sabe su nombre completo. Y en ocasiones en que alguien cuestiona algún aspecto de su cultura, su respuesta es: Yo, Fazel al Fazel al Fazel - 370 veces - al Chalan, no estoy de acuerdo con lo que usted dice. Y ya con eso es suficiente para que a nadie se le vuelva a pasar por la cabeza cuestionarles nada.
Cuando la Javazona lo escuchó al moro del Nigromante hacer eso tras una discusión con Nihlathak, le preguntó cómo hacía para llevar la cuenta de sus abuelos Fazel. El moro le respondió que nunca los había contado: que ellos lo hacen por fonética, como cualquier nombre.
Si en una reunión de moros hay tres Fazel presentes, al mencionar el nombre del aludido se le hace una reverencia con la cabeza, que él responde, y ya todo el mundo sabe, sin más trámite, de qué Fazel se trata.
(...)
Y hasta aquí llegué. Me quedó sin contar la institución más particular de los Moros, a la que ellos llaman el "casalito", y que consiste en unir a dos niños de distinto sexo desde la más temprana edad, apuntando a que sean pareja toda su vida. Lo notable es que ésto será así, sí y sólo sí los niños así lo quieren cuando lleguen a la pubertad.
Si no quieren, no pasa nada, y se abre una nueva etapa hasta los veinte años, en la que se pueden casar con cualquier otro que ande suelto. Y si a los 20 no lo han hecho, adquieren el estatuto definitivo de "solteros", que les permite ya hacer cualquier cosa, SALVO meterse con alguien casado, lo que está penado con la autocastración previa al autodegüello.
Son tan disciplinados que aún no se conoce un caso de ésto último.
Esta institución nos lleva a la historia de Thudalia y Jemali, porque Jemali - siendo homosexual - sí se había casado con su "casalita", a la que ama profundamente, y con la que tiene dos hijos pese a sus 18 años.
La Comunidad Mora evaluó, ante el pedido formal de Jemali tras conocer a Thudalia, que éste era una interesante incorporación a la etnia, y Thudalia se convirtió en moro, tras pasar por los rituales y juramentos establecidos, siendo el tercer no nacido moro en lograr esta distinción.
Para ello se tuvo en cuenta tres argumentos:
1. Thudalia es uno de los bardos cantantes y compositores más populares de Santuario.
2. Thudalia es varón. (El casamiento con otra mujer está prohibido para un varón; alguno, alguna vez, se gastó su pregunta para averiguar eso, y este tipo de informaciones está en la obra de Drognan, por eso es TAN útil).
3. La más decisiva: la esposa de Jemali aceptó todo con mucho gusto. Porque ama a Jemali y lo quiere feliz, y por razones propias: por un lado Thudalia es la estrella que es, pero además, es uno de los hombres más bellos, mas tiernos, y más puros que Santuario haya conocido.
Y así se constituyó lo que los moros llaman un maTRImonio, para economizar palabras.
Desde hace un tiempo están tratando de lograr que Thudalia "funcione" con ella, lo cual se complica porque a diferencia de Jemali, el cuerpo de Thudalia ante las mujeres no responde a su voluntad. A veces, con ayuda de Jemali pareeeeeeece que va a poder, pero, no, se queda en la puerta.
Pero intentar lo intentan porque los tres se aman.
Cuando Akara los casó, cada uno tenía a uno de los niños de Jemali en sus brazos. La esposa de Jemali fue su testigo, y el bárbaro viejo, el novio de Charsi, el de Thudalia. El bárbaro estaba tan emocionado - y tan incómodo con las ropas que le había obligado a usar Charsi, quien ADEMÁS le había prohibido ir borracho - que se puso anteojos negros para que no lo vieran llorar.
Y se pasó toda la ceremonia haciendo unos ruidos MUY fuertes y desagradables, que es su manera de llorar "en silencio".
Luego se justificó diciendo que el pantalón le apretaba en la ingle.
Un saludo.
Edito: el final de esta historia, su articulación con la realidad, en mi blog. Invito en particular a los españoles, porque les concierne. Y MUCHO. Se llama "...y las heridas no cierran", porque es su continuidad y su sentido.
Veanlo sin prejuicios. Lo podría haber puesto aquí, sin problemas.