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Autor Mensaje

IronMan
Asunto:   MensajePublicado: 10 May, 2006 - 07:35 PM

Moderador
8870 posts


<b><i>Moderador</b></i>

Cuentas
Si T_T Luz, gas, telefono y alquiler T_T

Miembro desde
11 Sep 2005
Algo hay Razz
Seria un buen tema a tocar Razz
Sobre todo ciertas similitudes del "Ragnarok" o "el ocaso de lod dioses" con cierto famoso libro de "revelaciones" Cool
Estoy intentando reunir textos de las diferentes versiones de perseo y medusa ya que si mal no recuerdo habia algunas contradicciones como la apricionde caronte... que hacia caronte ahi? si estaba en la estigia junto al tartaro? eso mal situaria el templo de medusa.... Shocked pero aun no encuentro el texto para reelerlo Evil or Very Mad Han puesto muchos de mis libros en cajas para poner unos adefesios de adornos en la biblioteca del comedor Evil or Very Mad debo hacer un rastreo para encontrar el que busco Neutral ... pero ya los encontrare Razz
Un abrazo!

Edito:
Una curiosidad mitologica Mr.Green es que uno de nuestros moderadores encargados por decirlo de alguna manera del orden y la justicia, wason, lleva en su avatar la imagen del caballero Radamantis Razz
Radamantiso radamanto era asociado con el orden y la justicia Shocked al igual que nustro mod Mr.Green
Tambien presidia el tribunal de los muertos en el inframundo de Ades Razz
Asi que... si hacemos poco Spam y nos portamos bien... Wason.. nos daras un mano cuando vallamos a convalecer frente al tribunal de los muertos? Mr.Green Laughing

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Finerfin_Marak
Asunto:   MensajePublicado: 10 May, 2006 - 11:23 PM

Golem de Acero
317 posts


Golem de Acero

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Mago Noldor

Miembro desde
08 May 2005
mmmm se acumula el trabajo, noble consejo de narradores...
a mi me queda terminar con la vision de la muerte en la Mitologia Griega y la propuesta de Morza me parece muy atractiva... rescatare algunas leyendas Nordicas... me gustaria hablar de Egipto y del anillo de los Nibelungos ..... Sad jopetas me voy a hacer viejo... bueno me lo tomare con calma.

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Smuack
Asunto:   MensajePublicado: 11 May, 2006 - 09:48 AM

Antigua moderadora
2436 posts


<b>Antigua moderadora</b>

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Tsé... Toy jubilá...

Miembro desde
06 Jul 2005
Arturo reposa en paz en Avalon, custodiado por cuatro reinas hadas. Fada Morgana, vestida de negro, consulta su libro de artes mágicas para curar las heridas del Rey Inmortal. En segundo plano, Merlín y la Dama del Lago, velan el sueño de Arturo.

Avalon, que etimológicamente deriva de "manzana" en la lengua celta, se refiere a la isla mágica en la que los mazanos dan frutos durante todo el año. Avalon es el reino de Morgana, que ejerce su poder rodeada de sus hermanas hadas, que tienen el don de transformarse en aves.

Morgana es la hermanastra de Arturo, hada de temible poder que odia a Ginebra puesto que está enamorada de Lanzarote, al que persigue permanentemente antes de vengarse de él. Por ello intriga contra Arturo. Pero cuando éste resulta malherido en la batalla de Cahlman, decide llevárselo a su reino en la isla de Avalon para curar sus heridas.

Morgana levanta la vista de sus libros mágicos y se vuelve hacia Merlín, que imperturbable vela el sueño de su hermano. "Merlin, hijo de un diablo íncubo, de poderío sobrenatural, señor de los animales y equilibrador de la naturaleza. Cuándo recuperarás tu poder gastado? Tú y sólo tú eres el causante de todo esto."

Cuando Merlín se opone al usurpador Vortigern, se convierte en el consejero permanente y mago titular de Uther. Así pues, hace que éste último engendre a Arturo y logra que éste sea reconocido como rey entre los bretones, pues logra empuñar la espada mágica y maldita, Excálibur. Merlín será quien le aconseje y le ayudará a llevar adelante su empresa.

Merlín, el druida, dotado de enormes poderes, conformará junto con el rey una pareja sagrada cuyo destino es regir a los celtas.

Arturo, rey cortés, rodeado de caballeros, guerreros y magos, crea una corte en la que los espíritus cultivados combinan lo mundano con el valor.

El pueblo celta sabe que Arturo no puede haber muerto, que permanece en la isla de Avalón , o en el paraiso de los celtas; o quizás en alguna gruta... o en algún lugar de la isla de Bretaña. Saben que algún día el rey volverá, y con él, la unidad del mundo celta. Y así, se reconstruirá una sociedad de tipo horizontal. En esa sociedad, cada uno encontrará la libertad y la independencia en una gran confederación de pueblos ligados por intereses comunes, donde sus representantes conferenciarán sentados alrededor de una gran Mesa Redonda.

Smuack!

P.D.: Ains... sé que soy mu pesada... pero pido reservarme la historia de Tristán e Isolda!!!

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Diablo 3
http://www.diablo2latino.com/PNphpBB2-v ... 69716.html
 
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Finerfin_Marak
Asunto:   MensajePublicado: 11 May, 2006 - 12:34 PM

Golem de Acero
317 posts


Golem de Acero

Cuentas
Mago Noldor

Miembro desde
08 May 2005
La otra vida segun los antiguos parte 2

En el reino de las sombras no existia trabajo, ni actividad, ni peligro, ni otra cosa que sombras y silencio. Las almas caminaban sin descanso y sin fatiga; su existencia era estéril, pues estaba desprovista de toda finalidad, de todo interes. Sentimientos, voluntad, entendimiento, recuerdo; es decir, todo lo que nos hace la vida agradable y hermosa, aunque a veces nos hieran la angustia o los deseos no satisfechos, en el Érebo no exístian . Sombra y silencio para siempre.

No podia ser mas desconsolador el panorama de otra vida en la antiguedad. ¿ Es que se amaba demasiado la vida para suponer una existencia futura apetecible? siglos mas tarde, los cristianos y los mahometanos, enseñarian que existe un Paraiso y un Infierno, pues sería injusto para Dios que todos, buenos y malos, recibieran el mismo premio: una insulsa soledad.

Homero, cuya imaginación poetica contribuyó mucho a crear este mundo maravilloso que es la Mitología, fue el primero en contarnos que existian dos lugares distintos en la otra vida. El Tartaro o Érebo, donde se sufria de verdad, es decir algo comparable a nuestro Infierno, pero luego existia otro paraje delicioso, como un jardin ameno, llamado Campos Elíseos, en el cual las almas de los hombres dignos , nobles y buenos caminaban apaciblemente. No se trata todavia del Paraíso mahometano, lleno de goces y placeres carnales ( Think ummm -¿por favor me podria indicar como ir al paraiso mahometano? ¿que cojo ... la M30?). Ni tampoco es el cielo de los cristianos, donde la felicidad es tan grande que nadie puede imaginarla ni describirla. Los griegos aún se resisten a pintar la otra vida como algo digno de vivirse. Por esto dice Ulises.

"Más quisiera ser esclavo en casa de mi padre que rey de todos los muertos en el reino de las sombras".

La idea de un juicio , que los egipcios habian explicado decenas de siglos antes de que Roma existiera (El libro de los Muertos, el juicio y pesaje de las almas, etc.) no surge sino posteriormente. Entonces se admite que tres figuras legendarias -Minos, Radamante y Eacos- juzgaran las almas de los difuntos para determinar el lugar que les corresponde en la otra vida.

En esta existencia, los espiritus -es una creencia que aparece mas adelante- realizan las ocupaciones favoritas que llevaron a cabo en vida: cazan, trabajan, cantan, etc.

Pero la Mitologia parece complacerse más en detallar los castigos de algunos réprobos que en los goces de los vivos.

El suplicio de Tántalo


El rey Tántalo había sido tan estimado en la vida terrenal que los dioses sintieron gran complacencia por él y le invitaron a su mesa. Tal distinción se haciá merecedora de una conducta intachable, pero el rey Tántalo obró en forma grosera, ofensiva y finalmente criminal.

En primer lugar, para satisfacer a sus amigos, robo los manjares que sólo a los dioses era dable probar, y los entrego a los mortales. Mas tarde, cegado por la soberbia, quiso probar si los dioses lo sabían todo, y no encontro medio mas perverso que matar a su hijo y servirlo en la mesa como si fuera un manjar. Los dioses se dieron cuenta del crimen y resucitaron al niño.

Era preciso encontrar un castigo cuyo recuerdo se perpetuara a través de los siglos: el suplicio de Tántalo. Para ello fue sumergido en un lago de agua purisima, pero que solo le llegaba hasta la barbilla. Sobre su cabeza colgaban frutas de todas clases y manjares delicadisimos, mas nunca podia comer ni beber a pesar de que el hambre roia sus entrañas. Si levantaba la cabeza para tomar con su boca los frutos sabrosisimos que pendian frente a sus ojos, aquellos se retiraban. Si inclinaba la barbilla para beber un sorbo de agua con qu calmar su ardiente sed, el agua se escurria sin que nunca sus labios pudieran rozar una gota.

sobre su cabeza oscilaba sin cesar una gran peña amenazando con caersele encima. La angustia, el hambre u la sed eran el suplicio de Tántalo.


Luego sigo con mas horrores

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laiquendi
Asunto:   MensajePublicado: 11 May, 2006 - 02:10 PM

Asesina de Dioses
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Asesina de Dioses

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Retirado

Miembro desde
05 Jun 2003
Muy interesante este hilo, a ver cuando encuentro tiempo para leerlo de cabo a rabo. Y a ver si esta tarde cuando llegue a casa me acuerdo de subir un par de capítulos del Kalevala/Mabinoggion o algo por el estilo, de la mitología nórdica.

Saludos de los elfos verdes! Mr Green

PD: Realmente interesante el post Smile
 
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Finerfin_Marak
Asunto:   MensajePublicado: 11 May, 2006 - 06:33 PM

Golem de Acero
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Golem de Acero

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Mago Noldor

Miembro desde
08 May 2005
¡¡ Hombre Laiquendi!! cuanto tiempo!! una aportación tuya seria agracecida.

Sisifo, ixion y las Danaidas

El rey de Corinto, Sisifo, habia llegado a engañar a los dioses y a la muerte habia hecho gala de una astucia redomada.

Antes de morir le dijo a su esposa que cuando él se marchase no ofreciera el sacrificio habitual a los muertos. Así que en el infierno se quejó de que su esposa no estaba cumpliendo con sus deberes, y convenció a Hades para que le permitiese volver al mundo superior y así disuadirla. Pero cuando volvió a Corinto rehusó volver de forma alguna, hasta que fue devuelto a la fuerza por Hermes, que dado su naturaleza colerica, no era amigo de estos engaños.

En castigo fue obligado a subir un enorme peñasco hasta lo alto de una montaña. Durante todo el día, el infeliz sisifo se esforzaba agotandose en un trabajo inútil, porque en cuanto conseguia llegar a lo alto, la roca caia rodando hasta el fondo del abismo, y por tanto tenía que volver, como Penelope con se tela a comenzar un trabajo enteramente inútil. La frase "un trabajo de Sisifo" aún se usa para designar algo tan inacabable como vano. Se ha sugerido tambien que la leyenda es un símbolo de la vana lucha del hombre por alcanzar la sabiduría.

A Ixión Se le hacía hijo de Flegias (rey de los Lapitas). Su madre fué Perimelé. Rey de Tesalia reinó sobre los Lapitas como su padre.
Para obtener la mano de Día, hija del rey Deioneo, le hizo grandes promesas, pero celebrado el matrimonio cuando su suegro reclamó lo ofrecido, Ixión por todo pago le arrojó a traición a un foso lleno de carbones encendidos.
Su crimen era tan tremendo (perjurio y asesinato) que nadie se atrevió a purificarle como era costumbre. No obstante Zeus le purificó y hasta le libró de la locura en que había caído tras su crimen.
Pero Ixión trató después de violar a Hera y Zeus entonces dio a una nube la apariencia de la diosa e Ixión tomándola por verdadera se unió con la falsa apariencia y le hizo un hijo: Centauro.

Zeus le mató con un rayo (la única forma de morir que tenían los que habían probado la ambrosía), y le condenó al Tártaro, donde Hermes le ató con serpientes a una rueda ardiente que daba vueltas sin cesar. Sólo descansó de su tormento el tiempo que Orfeo estuvo en los infiernos, pues su maravilloso canto hizo que se parara la rueda.
Fue también padre de Peiritoos (el amante amigo de Teseo) y las leyendas a veces colocan la rueda en el fondo del Tártaro donde están los otros grandes criminales condenados a eternos castigos.

Los trabajos y castigos que en el Averno tienen su triste lugar, siempre estan proporcionados al crimen cometido. el de las Danaidas no fue tan horrible como el de Tántalo, pero si lo bastante grave para que sufrieran una pena dolorosa. su padre, el rey Danao, las habia obligado a contraer matrimonio con los hijos del rey de Egipto contra su voluntad. Cuando el acto se hubo realizado, al llegar la noche, las hermanas mataron a sus respectivos maridos.
En castigo estan obligadas a llenar un tonel de agua. Este trabajo no tendra nunca fin, porque el tonel nunca se llenara, por la razón de que no tiene fondo. Bueno ya sabeis con estas historias quien invento los Trabajos Forzados Mr Green

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laiquendi
Asunto:   MensajePublicado: 12 May, 2006 - 04:04 PM

Asesina de Dioses
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Asesina de Dioses

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Retirado

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05 Jun 2003
Je... Confusión, pensé que ayer era viernes ^^''' En fin, aquí va lo prometido, espero que sea de vuestro agrado. Si os gusta pondré más Mr.Green

Kálevala, La epopeya nacional de Finlandia

I
EL MARAVILLOSO NACIMIENTO DE WAINAMOINEN


He aquí que en mi alma se despierta un deseo, que en mi cerebro surge un pensamiento: quiero cantar, quiero modular mis palabras entonando un canto nacional, un canto familiar. Las frases se derriten en mi boca, los discursos se atropellan; desbordan mi lengua, se expanden alrededor de mis dientes.

Antaño, mi padre me ha cantado esas mismas palabras tallando el mango de su hacha; mi madre me las enseñó haciendo girar el huso. Yo entonces no era más que un niño, una pobre criatura inútil que se arrastraba por el suelo a los pies de la nodriza, con la barbilla goteante de leche. Pero hay otras palabras además: palabras que yo he recogido en las fuentes de la ciencia, encontrado a lo largo de los caminos, arrancado entre las malezas, desgajado de los árboles en las altas ramas y amontonado al borde de los senderos, cuando en mi infancia iba a guardar los rebaños entre los pastizales con arroyos de miel y las colinas de oro.

También el frío me ha cantado versos y la lluvia me trajo sus runas ; los vientos del ciclo y las olas del mar me han hecho oír su poema; los pájaros me enseñaron su trino, y los árboles desmelenados me han invitado a sus conciertos.

¡Sí! Yo cantaré un canto magnífico, un canto espléndido, cuando haya comido el pan de centeno y haya bebido la áspera cerveza. Y si la cerveza me falta, mi lengua seca invocará al rocío; y cantaré para alegrar la noche, para celebrar el esplendor del día. ¡Cantaré hasta la aurora para brizar la salida del sol!

Érase una vez una virgen; una hermosa virgen, Luonnótar , hija de Ilma. Vivía, desde hacía largo tiempo, casta y pura, en medio de las vastas regiones del aire, de los inmensos espacios de la bóveda celeste.

Pero he aquí que un día comenzó a sentir el hastío de las horas, a fatigarse de su virginidad estéril, de su existencia solitaria en las llanuras del aire, tristes y desiertas.

Y descendió de las altas esferas, y se lanzó en la plenitud del mar, sobre la grupa blanca de las olas.

Entonces un viento impetuoso, un viento de tempestad, sopló de oriente; el mar se hinchó y se agitó en oleajes.

La virgen fue arrastrada por la tempestad, flotando de onda en onda, sobre las crestas coronadas de espuma. Y el viento salobre vino a acariciar su regazo. Y el mar la fecundó.

Durante siete siglos, durante nueve vidas de hombre, llevó la carga de su gravidez. Y aquel que había de nacer no nacía. Y aquel que nadie engendró seguía sin ver la luz.

La virgen nada; nada hacia oriente y occidente, al noroeste y al sur, por las riberas del aire. Espantosos dolores le queman las entrañas. Pero aquel que había de nacer no nace y aquel que nadie engendró sigue sin ver la luz.

La virgen llora dulcemente y dice: "¡Ay, desdichada, qué tristes son mis días! ¡qué errante es mi vida, pobre de mí! ¡Siempre y en todas partes, bajo la inmensa bóveda del cielo, empujada por el viento, arrastrada por las olas en el seno de este vasto mar sin límites! ¡Oh, Ukko, dios supremo : tú que sostienes el mundo, ven a mí, socórreme! ¡Apresúrate a mi llamada! ¡Libra a esta doncella de sus angustias, a esta mujer del dolor de sus entrañas! ¡Ven, ay, acude pronto; tu ayuda se me hace necesaria más y más!"

Un corto espacio transcurrió. Y de repente un águila de amplias alas tiende el vuelo. Surca los aires con estrépito, buscando un lugar para su nido. Vuela a oriente y occidente, vuela al noroeste y al sur, pero no encuentra un rincón donde construir nidal.

Vuela de nuevo; después se detiene; y piensa y medita: "¿Qué lugar elegiré, el viento o el mar? El viento derribará mi casa, el mar la tragará".
Y he aquí que entonces la virgen del aire levantó su rodilla por encima de las olas, ofreciendo así al águila un lugar para su nidal bienamado.

El águila ilustre suspende el vuelo; divisa la rodilla de la hija de lima y la toma por una verde colina, por un cerro de fresco césped. Lentamente vacila en el aire. Al fin, se lanza sobre la punta de la rodilla y allí construye su nido. Y en ese nido deposita seis huevos. Seis huevos de oro y un séptimo de hierro.

El águila se pone a incubar sus huevos, un día y otro día, y casi un tercer día. Entonces la hija de lima sintió un calor ardiente en su piel. Parecía que su rodilla era una brasa, que todos sus nervios se derretían.

Y replegó vivamente la rodilla, sacudiendo todos sus miembros. Y los huevos rodaron al abismo y se estrellaron contra las olas.

Pero no se perdieron en el fango ni se mezclaron con el agua. Sus pedazos se convirtieron en las más bellas cosas. Así:

"De la parte inferior de los huevos se formó la tierra, madre de todos los seres; de su parte superior el sublime cielo; de sus trozos amarillos el radiante sol; de sus trozos blancos la luna resplandeciente; de las cascarillas jaspeadas se hicieron las estrellas; y los trozos oscuros fueron los nubarrones del aire".

Y el tiempo avanzó y los años se sucedieron, porque el sol y la luna habían comenzado a brillar. Pero la hija de lima continuaba errante todavía sobre la vastedad del mar, sobre las olas vestidas de niebla.

Debajo de ella, la húmeda llanura; encima de ella, el claro cielo.
Y al noveno año, en el décimo estío, levantó la cabeza sobre las aguas y comenzó la creación en torno suyo.

Donde tiende su mano, hace surgir promontorios; donde tocan sus pies, cavan hoyos para los peces; donde se sumerge, hace más profundos los abismos. Cuando roza de flanco la tierra, aplana las riberas; cuando tropieza con ella su pie, nace el socavón fatal para los salmones; cuando las golpea de frente, abre los golfos.

Después toma impulso y se interna en la alta mar. Allí crea las rocas, y pare los escollos para el naufragio de los navíos y la muerte de los marineros.

Ya las islas emergen de las olas, los pilares del aire se yerguen sobre sus bases, la tierra nacida de una palabra despliega su masa sólida, las venas de mil colores aran la piedra y esmaltan las rocas... Y Wainamoinen no ha nacido todavía, el runoya de la eternidad .

El viejo, el impasible Wainamoinen, esperó en el vientre de su madre durante treinta estíos, durante treinta inviernos, sobre el inmenso abismo, sobre las olas nebulosas.

Meditaba profundamente preguntándose en su interior cómo le sería posible existir y pasar su vida en aquel sombrío retiro, en aquella estrecha mansión, donde jamás ni el sol ni la luna dejaban penetrar su luz.

Y clamó: "¡Rompe mis ligaduras, oh luna! ¡libértame, oh sol! Y tú, radiante ótawa , enseña al héroe a franquear estas desconocidas puertas, estos infrecuentados caminos, a salir de este reducto oscuro, de este abrigo asfixiante. Conducid sobre la tierra al viajero, al hijo del hombre bajo la bóveda del aire, para que pueda contemplar el sol y la luna, y admirar el esplendor de ótawa, y gozar la luz de las estrellas".

Pero la luna no rompió sus ligaduras, ni el sol le dio la libertad. Entonces Wainamoinen sintió el hastío de los días y la fatiga de su vida. Y golpeó vivamente la puerta de la fortaleza, con el dedo sin nombre . Forzó el muro de hueso con el dedo mayor del pie izquierdo, y se arrastró con las uñas fuera del umbral, y sobre las rodillas fuera del vestíbulo.

Y ahora, helo ahí, sumergido en el abismo hasta la boca y hasta la punta de los dedos. El poderoso héroe continúa sometido al poder de la onda.
Durante cinco años, durante seis años, durante siete y ocho años, se vio arrastrado de ola en ola. Al fin se detuvo en un cabo desconocido, sobre una tierra desnuda de árboles.

Allí, ayudándose con las rodillas y los codos, se irguió cuan alto era, y se puso a contemplar el sol y la luna, a admirar el esplendor de ótawa y a gozar la luz de las estrellas.

Así nació Wainamoinen, así fue revelado el ilustre runoya. Una mujer lo llevó en su seno. La hija de lima lo trajo al mundo.


El Mabinogion, Cuentos Galeses

Pwyll, Principe De Dyvet


Pwyll , príncipe de Dyvet era señor de los siete cantrefs de Dyvet. Un día se encontraba en Arberth , su corte principal, sintió deseos de ir de caza y fue Glynn Cuch el dominio que eligió para cazar. Aquella misma noche partió de Arberth y llegó a Llwyn Diarwya , donde pasó la noche. Al día siguiente se levantó en la juventud del día y llegó a Glynn Cuch para soltar a sus perros en el bosque. Tocó el cuerno, empezó la caza con gran tumulto, se lanzó tras los perros y muy pronto perdió a sus compañeros. Prestando oídos a los ladridos de sus perros, oyó los de otra jauría; pero sus ladridos no eran los mismos y aquella jauría avanzaba al encuentro de la suya. Y pudo ver un claro en el bosque, y cuando su jauría apareció por el lindero del dato, vio un ciervo que huía perseguido por la otra jauría. Llegó al centro del dato cuando la jauría que lo perseguía, lo alcanzó y derribó. Pwyll contemplaba el color de aquellos perros sin acordarse más del ciervo, y de todos los perros que había visto en el mundo, jamás había visto perros de aquel color. Eran de color blanco reluciente y lustroso, y sus orejas eran rojas; y como resplandecía la extraordinaria blancura de los perros, así también resplandecía el extraordinario rojo de sus orejas. Pwyll avanzó hacia los perros, ahuyentó a la jauría que había matado al ciervo y azuzó a sus perros a la encarna. En aquel momento vio venir detrás de la jauría a un caballero montado en un gran caballo gris acero que llevaba una vestimenta de caza de lana gris y un cuerno de caza en torno al cuello.

El caballero se adelantó hacia él y le habló así:

-Príncipe, sé quién eres y no te saludaré.

-Posiblemente posees un rango que te dispensa hacerlo -respondió Pwyll.

-Con toda seguridad no es la eminencia de mi rango lo que me lo impide.

-Entonces, ¿qué es, señor?

-Por Dios y por mí, tu ignorancia y carencia de cortesía

-¿Qué descortesía has notado en mí, señor?

-Jamás había visto a nadie cometer una mayor, cual es la de ahuyentar a una jauría que ha matado un ciervo y azuzar a la suya para la encarna. Eso es descortesía y, a pesar de todo, no me tomaré venganza; por mí y por Dios, te causaré deshonor por el valor de más de cien ciervos.

-Si te he perjudicado, me ganaré tu amistad.

-¿De qué modo?

-Según tu rango, pero no sé quién eres.

-Yo he sido coronado rey en mi país de origen.

-¡Señor, seas bienvenido! ¿Y de qué país eres?

-De Annwvyn ; soy Arawn , rey de Annwvyn.

-¿De qué modo, señor, conquistaría tu amistad?

-De éste: Hafgan, rey de Annwvyn, cuyos dominios se encuentran frente a los míos, me ha declarado guerra continua . Si me libras de esa calamidad, y tú podrás hacerlo fácilmente, conquistarás sin esfuerzo mi amistad.

-Lo haré con mucho gusto. Indícame cómo podré hacerlo.

-Lo haré. Estableceremos un estrecho lazo de amístad ; te pondré en mi lugar en Annwvyn, y para dormir, te daré la mujer más bella que nunca hayas visto. Tendrás mi figura y mi aspecto , de tal modo que no habrá criado de cámara, ni oficial, ni nadie de entre los que han estado conmigo que dude de que tú no seas yo mismo; así será desde mañana hasta el final de este año. Entonces nos volveremos a encontrar en este mismo lugar.

-Bien -respondió Pwyll-, pero después de haber pasado un año allí, ¿cómo deberé buscar y podré encontrar al hombre que tú dices?

-El encuentro entre él y yo está fijado esta misma noche dentro de un año en el vado. Y tú estarás allí con mi apariencia; y le darás un solo golpe y no sobrevivirá, y te pedirá un segundo golpe, pero no se lo des por mucho que te suplique. Yo, en, cambio, por más que- le he golpeado, no conseguí nada, porque al día siguiente combatía conmigo mejor que la vez anterior.

-Bien -dijo Pwyll-, pero ¿qué haré con mis tierras ?

-Ya me ocuparé -respondió Arawn- de que en tus tierras no haya hombre o mujer que pueda sospechar que soy yo quien ha tomado tus rasgos-, ocuparé tu lugar.

-Conmucho gusto, ahora me marcho -dijo Pwyll.

-No habrá obstáculos en tu camino y nada te impedirá Regar a mis tierras: yo seré tu guía.

Acompañó a Pwyll hasta la corte y las casas.

-Pongo en tus manos mi corte y mis dominios -dijo-. Entra, no habrá nadie que vacile en reconocerte y a medida que veas el servicio de allí dentro, aprenderás las maneras de la corte.

Pwyll entró en la corte. Vio allí dormitorios y salas y habitaciones con las decoraciones más bellas que se hubieran podido ver en una casa. Y entró en la sala para quitarse las botas . En seguida acudieron escuderos y criados de cámara a quitárselas y todos cuantos llegaban le saludaban. Dos caballeros le libraron del: traje de caza y le ataviaron con ropas de brocado de oro y dispusieron la sala. Vio entrar allí a la familia, al sequito y a la tropa más hermosa y mejor equipada que jamás se hubiera podido ver y, con ellos, a la reina, la mujer más bella del mundo, vestida con un traje de resplandeciente brocado de oro; en seguida fueron a lavarse, se acercaron a las mesas y se sentaron del siguiente modo: la reina a un lado de Pwyll, y el conde, según creía él, al otro lado. Comenzó a conversar con la reina y por su conversación estimó que era la mujer más prudente, con un carácter y forma de hablar más nobles que jamás hubiera visto. Y el tiempo transcurrió entre manjares, bebida, música y jolgorio. Realmente, de todas las cortes que había visto en la tierra, aquélla era la mejor provista de alimentos, bebidas, vajilla de oro y joyas reales.

Llegó el momento de dormir y la reina y él se fueron a acostar. Cuando estuvieron en la cama, le dio la espalda y permaneció con el rostro fijo en el borde de la cama, sin decirle ni palabra hasta la mañana. Al día siguiente mantuvieron una amable y afectuosa conversación. Pero fuese cual fuese su afecto durante e día, ni una sola noche hasta al cabo del año se comportó de modo distinto a la primera. Pasó el año en cacerías, cantos, festines, relaciones cordiales y conversaciones con sus compañeros, hasta la noche fijada para el encuentro. No hubo ni un solo hombre, incluso en los parajes más alejados del reino, que no recordara aquel encuentro. Y se dirigió hacia allí con los nobles de sus tierras.

Cuando llegó al vado, un caballero se levantó y habló así:

-Nobles, escuchadme bien, este duelo es sólo entre dos reyes y entre sus dos cuerpos solamente. Ambos se reclaman tierra y dominios. Vosotros podéis permanecer aquí tranquilamente, si permitís que ellos dos libren la batalla.

En seguida, los dos reyes se acercan hasta el centro del vado. En el primer ataque, el hombre que ocupaba el lugar de Arawn, alcanza a Hafgan en medio del brocal del escudo de tal forma que lo partió en dos, y rompió todas las armas y Hafgan cayó al suelo, cuan largo era su brazo y su lanza, por encima de las grupas del caballo, mortalmente herido.

-Ay, señor -exclamó Hafgan-, ¿qué derecho tienes para matarme? Nada te reclamaba; que yo sepa, no hay motivo para darme muerte. En nombre de Dios, ya que has comenzado mi muerte, llévala a cabo.

-Señor -respondió él-, podría arrepentirme de lo que te hiciera; busca a quien te mate por mí, yo no lo pienso hacer.

-Mis nobles fieles -dijo Hafgan-, sacadme de aquí. Mi muerte ha sido consumada. No estoy en situación de asegurar por más tiempo vuestra suerte.

-Mis nobles -dijo el hombre que estaba en lugar de Arawn-, quiero que os informéis y enteréis de quiénes deben ser mis vasallos.

-Señor -respondieron los nobles-, todos los que están aquí deben serlo; en Annwvyn ya no hay más rey que tú.

-Bien, justo es acoger a aquellos que vengan sumisos; a los que no acudan humildemente que se les obligue a fuerza de espadas.

Y en seguida recibió homenaje de los vasallos y empezó a tomar posesión del país, y al día siguiente, hacia mediodía, los dos reinos estaban en su poder y en seguida partió hacía el lugar de la cita y llegó a Glynn Cuch.

Y cuando llegó, encontró a Arawn que le estaba esperando; ambos se recibieron con alegría.

-Dios te recompense -dijo Arawn-, sé que te has comportado como compañero. Cuando estés de vuelta en tu país, verás lo que he hecho por ti.

-Dios te recompense lo que hayas hecho por mí -respondió Pwyll.

Entonces Arawn devolvió su propia forma y semblanza a Pwyll, príncipe de Dyvet, y él recobró su propia forma y semblanza; luego regresó a su corte en Annwvyn y mucho se alegró al volver a ver a sus gentes y a sus parientes, a los que no había visto desde hacía mucho tiempo. En cambio ellos no habían notado su ausencia y su llegada no pareció esta vez más extraordinaria que de costumbre. Dedicó el día a la distracción y al reposo, conversando con su mujer y sus nobles. Cuando le pareció que había llegado el momento de dormir más que de beber, se fueron a acostar.

El rey se metió en la cama y su mujer fue a reunirse con 6. Lo primero que hizo fue hablar con su mujer y abandonarse con ella a los placeres del amor y la ternura. Ella no estaba habituada desde hacía un año y en eso fue en lo que pensó.

-Dios -dijo ella-, ¿qué le habrá ocurrido para que esta noche tenga sentimientos tan distintos a todas las otras noches desde hace un año?

Permaneció largo rato pensativa y después de aquella meditación él se despertó y le dirigió la palabra una primera vez, luego una segunda, después una tercera, pero no obtuvo respuesta alguna.

-¿Por qué no me respondes? -le preguntó.

-Te diré más de lo que te he dicho en este lugar desde hace un año -respondió ella.

-¿Cómo? -dijo él-. Hemos estado hablando de muchas cosas.

-Que caiga sobre mí la vergüenza, si hemos tenido deleite y conversación hasta el momento en que nos hemos encontrado entre los pliegues de estas sábanas, pues ni siquiera me has dirigido la mirada ni la palabra desde hizo un año ayer tarde, sin duda, debido a asuntos más importantes.

Entonces él también se puso pensativo.

-En verdad, Señor Dios -exclamó-, no hay amistad más sólida y más segura que la del compañero con el que me he encontrado.

Luego dijo a su mujer:

-Señora, no me vituperes. Por mí y por Dios, no he dormido contigo, ni he yacido junto a ti desde hizo un año ayer tarde.

Y le contó su aventura.

-Pongo a Dios por testigo -dijo ella-, debes haber encontrado a un auténtico amigo, para que se haya guardado de la tentación de la carne y te haya mantenido fidelidad.

-Señora, en eso pensaba justamente cuando me he quedado silencioso.

-Nada me sorprende -respondió ella.

Pwyll, príncipe de Dyvet, había llegado también a sus tierras y a su país y comenzó por preguntar a los nobles del país lo que opinaban de su gobierno durante aquel año, en comparación con otros años.

-Señor -respondieron-, jamás habías mostrado tan buen sentido, jamás habías sido tan cortés, jamás habías dispendiado con tanta generosidad tus bienes, ni jamás habías ejercido tu poder y justicia mejor que este año.

-Por mí y por Dios -exclamó-, es realmente justo que testimoniéis vuestro reconocimiento al hombre que habéis tenido a vuestro lado. Esta es la aventura que ha ocurrido.

Y Pwyll les contó la aventura desde el principio hasta el final.

-En verdad, señor -dijeron ellos-, debes dar gracias a Dios, por haberte procurado semejante amistad. Esperamos que no quieras derogar el gobierno que hemos tenido durante este año.

-No, por Dios y por mí, en tanto esté en mi poder -respondió Pwyll-, y a partir de aquel momento se aplicaron en consolidar su amistad y se enviaron caballos, perros de caza, halcones y todos los objetos preciosos que cada uno de ellos creía adecuado. para agradar al otro, y debido a su estancia en Annwvyn durante aquel año y a que había gobernado tan prósperamente y reunido en uno solo los dos reinos por su valor y proeza, el nombre de Dyvet cayó en desuso y en lo sucesivo se le llamó Pwyll, señor de Annwvyn.

Bueno, a aquellos que hayan llegado hasta aqui: Esto solo es una pequeña parte, si alguien se siente intrigado que me lo comunique y le facilitaré el .doc que viene con aclaraciones y demás Wink

Saludos! Mr Green

PD: Y repito, si os gusta pondré más. También tengo por ahí a "Sir Gawain y el Caballero Verde" Rolling Eyes
 
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Finerfin_Marak
Asunto:   MensajePublicado: 12 May, 2006 - 10:12 PM

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Mago Noldor

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08 May 2005
" Laiquendi, una vez terminado su relato, cruzo sus largas piernas y contemplo un instante a los presentes. La armoniosa voz del Elfo aun resonaba en la sala, y su bellisimo relato de tan lejanas tierras, dibujó en las altivas frentes de los narradores, los pliegues que nacen de la reflexion. Finerfin, el Noldor, le miro complacido, una vez mas se sintio orgulloso de su raza inmortal. El eterno crepitar de la hoguera refulgia en los vivaces ojos de la sacerdotisa, absorta en profundos pensamientos.
Finerfin giro su cabeza al intuir la presencia del gran Hechicero, Zann Esu. Al percatarse de su presencia, los presentes desplazaron sus cuerpos para dar acomodo al venerable anciano. Entonces Ironman, el principe guarani dijo: Noble Zann, ultimo representante de los 14 clanes de las mas poderosas hechiceras que hombre , elfo o bestia han podido contemplar. Tú, depositario de los cripticos saberes que se encierran en el Rumilnomicron, el libro de los secretos. Puedo hablar, lo se, en nombre de todo el consejo al suplicarte que calmes el frio halito de la noche al amparo de esta calida hoguera y te dignes compartir, en esta reunion de pares, alguna de tus legendarias historias..."

Weno dije que pediria a Zann que participara, en modo narración, y ya esta hecho... je la verdad que me ha entretenido ...

Muy buenas historias y muy bien escritas laiquendi Wink me han gustado mucho de verdad.

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IronMan
Asunto:   MensajePublicado: 14 May, 2006 - 02:53 PM

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Si T_T Luz, gas, telefono y alquiler T_T

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Hola!

Bueno, vamos con una historia cortita y triste Crying or Very sad
Y luego una leyenda mas de los aborigenes sudamericanos Razz

HISTORIA DE LOS AMANTES DE TERUEL

En el siglo XIII, siendo Juez de Teruel Domingo Celadas, vivían en la ciudad los jóvenes Diego Marcilla e Isabel de Segura, descendientes de familias muy principales.
Después de muchos años de amistad, esta se convirtió en amor y Diego solicitó a don Pedro Segura la mano de su hija. Este, aunque estimaba la nobleza y las dotes del pretendiente, rehusó aceptar escusando su escasez de fortuna por tener hermano mayor que heredaría de su padre.
Diego no se dio por venció y pidió un plazo de cinco años para ir a la guerra y lograr la dote necesaria para casarse con Isabel, petición que le fue concedida.
Durante su ausencia, Pedro de Marcilla intentó, en vano que Isabel aceptara la mano de otro hombre, pero una vez terminados los cinco años del plazo la joven no pudo esperar más y aceptó casarse con el señor Azagra de Albarracín. Poco tiempo después, Diego regresó a Teruel cargado de honores y riquezas dispuesto a desposarse con la mujer de su vida. Llegó tarde. Tras conocer la triste noticia acudió al lecho de su amada y le pidió un último beso que le fue negado, tras lo cual, murió a los pies de la cama de Isabel.
Enterado el señor Azagra de cuanto había ocurrido, decidió llevar el cuerpo sin vida de Diego a la puerta de su casa, donde al amanecer lo descubrió su padre, don Martín de Marcilla, quien después del sobresalto natural y transido de dolor, dispuso el entierro de su hijo en la iglesia de San Pedro.
Durante la celebración de la liturgia, los presentes vieron llegar a una joven que descubrió la cara del muerto y lo besó, quedando allí reclinada hasta que en el momento de iniciarse el entierro fueron a apartarla y vieron que se trataba de Isabel de Segura. La joven estaba muerta.
Ante el asombro de los presentes y después de que el novel marido de Isabel contara lo ocurrido, se decidió enterrar juntos a los amantes que tan desdichados habían sido en vida.
Todo esto ocurrió en Teruel en el año 1217 siendo Juez de la ciudad, don Domingo Celadas.
Los restos de los amantes fueron encontrados en el año 1553 en la iglesia de San Pedro y vueltos a enterrar después en la capilla de San Cosme y San Damián.
En 1619 fueron desenterrados de nuevo y desde entonces se han exhibido al público en diversas ubicaciones. La última, en el Mausoleo de la plaza donde se rinde homenajes a Diego de Marcilla e Isabel de Segura.

LAS TERMAS DE COPAHUE

Copahue era un cacique poderoso a ambos lados de la cordillera, hasta el día en que una rebelión inesperada lo derrotó en Llai Llai. Allí quedó su cuerpo, en lo alto de la montaña, y sus enemigos suspiraron aliviados.
Pero no pudieron celebrar por mucho tiempo su victoria: el cacique tenía un hijo que llevaba su nombre y parecía una extensión de su brazo, porque era tan valiente y despiadado como su padre. Bajo sus órdenes, los guerreros mapuches crecieron nuevamente en confianza y en número. Muchas guerras libró el joven Copahue, y en cada una arriesgó la vida junto a sus guerreros.
En las reuniones junto al fuego, dejaron de mencionarse con admiración las hazañas de Copahue padre. Ahora era el hijo temerario el protagonista de cada crónica.
Pero la mayor empresa, la más tremenda, Copahue la libró solo, luchando por su amor.
Dicen que un día volvía de Chile con su ejército, cuando un viento huracanado los sorprendió en la cima de las montañas. Tan fuerte soplaba, que levantaba contra los hombres un muro de rocas, nieve y polvo.
A cada paso se producían peligrosos derrumbes.
Los mapuches avanzaban dolorosamente, con los ojos casi cerrados, cubiertos de lastimaduras producidas por las pequeñas piedras afiladas, tratando desesperadamente de mantenerse en pie. Tenían las manos y los pies helados, y las lágrimas de miedo se les congelaban en las mejillas.
Sólo los guiaba, sobre el silbido furioso del viento, la voz de su cacique, que los animaba a seguir adelante sin descanso. Pero después de un gran derrumbe dejaron de oírlo, y los guerreros se dispersaron, buscando los pasos que los llevarían a salvo a la tribu.
Copahue no había muerto, pero se encontró separado de sus hombres. En ningún momento se abandonó a su suerte. Siguió caminando, aunque el sol ya se ocultaba y la oscuridad le hacía más difícil orientarse.
Cuando el viento se calmó, vio en lo alto de la montaña el resplandor danzante de una hoguera. Esperando encontrar un lugar a cubierto donde pasar la noche, Copahue fue en esa dirección.
Pronto se encontró frente a una tienda. Al levantar el cuero de la entrada encontró a una mujer sentada junto al fuego, que lo invitó a entrar. Su nombre, le dijo la mujer, era Pirepillán.
Ella le dio dónde descansar y curó sus heridas. Le dio de comer y beber.
Y en la madrugada le hizo una profecía…
—Saldrás victorioso de una lucha que ningún otro hombre podría ganar —dijo, mirándolo a los ojos—. Llegarás a ser el más poderoso entre los mapuches, pero tu espíritu guerrero deberá seguir manifestándose, mucho después de tu muerte en el campo de batalla…
Con estas palabras lo despidió, y Copahue descendió confuso de la montaña.
El vaticinio de la mujer era terrible: Por mucho que peleara, jamás disfrutaría de paz. Pero más terrible todavía era el recuerdo de sus ojos. Pirepillán no se parecía a ninguna mujer que hubiera conocido.
Copahue se había enamorado de ella sin remedio.
En los meses que siguieron, guerreó y pactó alianzas y negocios. Llegó a ser Señor de todos los mapuches. Muchos que habían sido enemigos se pasaron a su lado, porque su fama de cacique invencible seguía creciendo.
Pero los momentos de reposo de Copahue tenían un nombre: Pirepillán…
En vano los más viejos de la tribu le repetían que una mujer mortal no podía vivir sola en las cimas heladas… Que seguramente se había encontrado con el Hada de las Nieves… Que un guerrero jamás podría aspirar a casarse con ella.
Copahue no conseguía desprenderse de ese amor, ni lo intentaba.
Un día, un viajero del norte le contó que Pirepillán estaba presa en la cumbre de un volcán. Le dijo que un tigre enorme y un monstruoso cóndor de dos cabezas no la dejaban marchar.
Con determinación, y con la secreta alegría de tener un motivo para volver a verla, Copahue tomó sus armas y se preparó para liberarla.
Los brujos le aseguraron que iba directo a su muerte, porque para vencer a esas criaturas haría falta un poder más que humano. Pero Copahue no estaba dispuesto a retroceder. Más que miedo por el enfrentamiento con dos criaturas sobrenaturales, lo impulsaba la ilusión de ver nuevamente el rostro de Pirepillán, oír su voz, sentir su presencia junto al fuego de la hoguera. Y confesarle que no había pasado un día sin pensar en ella.
¿Qué importaba cuántos monstruos debía enfrentar? Ni la misma Kai Kai Filú, la serpiente que podía envolver una montaña y convertirla en polvo, sería capaz de separarlo de Pirepillán.
Llegó con sus hombres al pie de la montaña y siguió el camino solo.
No había muchas sendas para subir. Tuvo que trepar entre piedras afiladas, por laderas inclinadas donde apenas se podía hacer pie. El viento, a medida que subía, se empeñaba cada vez más en empujarlo al vacío.
Pero Copahue resistió, aferrándose a las rocas y al hielo que todo lo cubría, mientras rogaba a Nguenechén, el dios de los mapuches, que no lo dejara morir.
Como si su rogativa hubiera sido contestada, un resplandor dorado lo fue guiando hacia la cumbre. Allí debía estar Pirepillán.
Apenas pisó la cima, un rugido impresionante lo ensordeció. Un puma más alto que él se le acercaba, dispuesto a destrozarlo.
Comenzaron a girar uno alrededor del otro; el puma mostrando sus colmillos larguísimos, Copahue haciendo girar la punta de la lanza frente a sus ojos.
Al fin el puma saltó sobre él, pero Copahue se echó a un lado y le clavó la lanza, empujándolo hasta hacerlo caer al abismo. El rugido que lanzó la fiera mientras caía produjo un gran derrumbe, que acabó sepultándolo.
Luego Copahue corrió hasta la entrada de una cueva cercana, desde donde Pirepillán, intensamente pálida, había visto la lucha.
—Ahora sabes cuál es la batalla que no hubiera ganado otro hombre sino tú —le dijo—, pero el cóndor aparecerá en cualquier momento. Debemos tener cuidado.
En respuesta a sus palabras una sombra se deslizó veloz por el suelo. Al levantar la vista, Copahue vio al monstruoso cóndor de dos cabezas descendiendo sobre ellos.
Sacó su cuchillo largo y lo enfrentó.
Unos minutos después, el ave yacía sobre las rocas, con ambas cabezas cortadas.
Copahue y Pirepillán pudieron entonces abrazarse, felices.
—Mi vida ahora te pertenece —le dijo Pirepillán—. Aunque yo ya lo sabía cuando te vi por primera vez…
Copahue y Pirepillán vivieron felices muchos años como marido y mujer.
El pueblo, en cambio, no quería a aquella hija mágica de la montaña. El cacique ya no tenía el mismo ánimo para llevarlos a la batalla, y las incursiones enemigas eran cada vez más frecuentes. Parecía que el Hada de la Nieve lo tenía apresado en el poblado con una red indestructible.
Al fin, Copahue no tuvo más remedio que tomar el mando de sus tropas y enfrentar al enemigo. Pero las fuerzas invasoras eran mayores, y ese día Copahue fue muerto en el campo de batalla.
Llenos de odio, los mapuches culparon a Pirepillán de su muerte.
Fueron a buscarla a su tienda y entre insultos y empujones la llevaron al pie de las montañas, para matarla.
Pirepillán, angustiada, dijo el nombre de Copahue.
Las piedras se estremecieron.
Pirepillán, desesperada, gritó el nombre de Copahue.
Muchas bocas humeantes se abrieron entre las rocas a su alrededor.
Los verdugos ya estaban por arrojar sus lanzas cuando violentas columnas de agua hirviente brotaron de las entrañas de la tierra. Gritando de dolor, los que sobrevivieron corrieron a guarecerse.
Nunca regresaron a cumplir con su venganza.
Pero el espíritu de Copahue, celoso, aún hoy se mantiene activo, agitando el agua al pie de los volcanes, muchos años después de que las grandes gestas mapuches se convirtieran en un recuerdo lejano. Sigue cumpliendo la profecía, en defensa de su amor.

Un abrazo! Razz

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Finerfin_Marak
Asunto:   MensajePublicado: 16 May, 2006 - 05:09 PM

Golem de Acero
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Mago Noldor

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08 May 2005
Antes de empezar con una bonita historia de honor y lealtad, que tuvo lugar en el Japon feudal de los Samurais. Vamos a terminar con lo escrito sobre la antigua Grecia y su no demasiado optimista vision del mas allá.

Furias y Harpías

Como si estos tristes lugares no llevaran en sí bastante tormento y pena, aún vagaban ademas las diosas de la venganza y de la expiación, Las Furias. Su aspecto debia ser terrorifico, pues sus cabellos eran serpientes, así como su cinturón. Los dientes y la lengua colgaban desvaidos de sus labios, conformando una mueca terrorifica y sus manos blandian antorchas y látigos; las primeras para alumbrarse en el reino de las sombras, y los otros para fustigar a los condenados.

Era tanto el terror que el pensamiento de las furias inspiraba a los griegos, que éstos las demominaban Semnai es decir, "Las dignas de todo honor" o bien Euménides, o sea "las que tienen siempre recta intención".

No era tanto el pánico de encontrarse con ellas algún día, sino la posibilidad que existía de salir del Averno por parte de las Furias. Bastaba para ello que una persona ofendida las invocara, o la víctima de un perjurio clamara venganza ante ellas para que, saliendo del Érebo, se lanzaran en persecución del infeliz mortal y lo enloquecieran a latigazos.

Las Parcas eran tres figuras inmortales, viejisimas, de las cuales dependia nuestra vida y nuestra muerte. Cloto hilaba el hilo de la vida. Láquesis lo devanaba lentamente, mientras que Atropos, cuando menos lo sospechábamos... cortaba el hilo de nuestra existencia señalando así el momento de entrar en el reino de las sombras. Los poetas gustan de mezclar "el nombre de la Parca" en sus poesías tristes.

Por si aún no bastara a llenar de zozobra el animo de los infelices griegos y romanos, la Mitología guarrdaba otros personajes infaustos, habitantes del reino de las sombras: las Harpias, los perros de Zeus, pero... (como ocurre en la maravillosa mentalidad griega) estos "perros" eran aves dotadas de tan extraordinario poder que, volando, superaban al viento y nadie podía alcanzarlas. A veces de las presentaba como aves con cabeza de mujer. Aello, la de los pies de la tempestad, y Ocipete, la veloz voladora, eran las mas temidas de estas aves-mujeres, precursoras de la muerte y ávidas de toda carroña. ¿Que insulto se puede inferir a una mujer que sea mas grave que llamarla "arpía", aunque con los siglos y el cambio de idioma haya perdido la hache?.

¿Por qué los griegos relacionaron intimamente con el reino de los muertos la figura del médico, protector de la salud y de la vida?. Parece una paradoja, pero Asclepíades, nombre griego de Esculapio, dios de los médicos, vivia en la Tesalonica, al pie del Pindo, y se consideraba que mantenía íntima relación con los dioses subterraneos. De él se decía que era hijo de Apolo y tenía el poder no solo de devolver la salud sino incluso de resucitar a los muertos.

Hades, dios de los infiernos se quejó ante Zeus de la ciencia que poseía Asclepíades, al considerar que podia comprometer un dificil equilibrio... y Zeus, irritado, lo mató con un rayo. Siguiendo sus consejos continuaron su labor humanitaria figuras cuyo nombre nos resulta familiar. En primer lugar, Higieya (Higiene), la que distribuye la salud, y Panacea, la curadora de todo mal.

Pero la Mitología tambien nos enseña que los contrarios, a veces, tambien se unen. Todo es feo y triste si se relaciona con Hades, aunque fuese hermano de Zeus y de Poseidón; su poder era grande, pero los dioses le odiaban tanto como los mortales. Su esposa era Perséfone, protectora de las cosechas. Cuando los granos de trigo se encuentran en el seno de la tierra, Hades y su esposa cuidan que nada les falte y salgan felizmente a la superficie de la tierra, donde seran protegidos por Ceres.

Voy a tomarme un ligero descanso, solo me resta resumir brevemente, las peripecias de Orfeo, el único mortal que tuvo el privilegio de escapar del Averno. Ahora vuelvo

La Leyenda de Orfeo

Nadie podía resisttir el canto de Orfeo, y el hechizo de su voz era tan grande que los animales de los bosques detenian su vuelo, su carrera o su paso para escuchar los arpegios que arrancaba de su lira, y las notas que salían de su garganta.

Eurídice, su esposa, era bella sobre toda ponderación, pero también a ella arribole la hora de la muerte y descendió al reino de las sombras eternas. Fue tan grande el dolor de Orfeo, que tras su esposa se precipitó al averno para reclamar que se la devolvieran. Esta empresa parece un empeño superior a cualquier voluntad humana, mas la intensidad de su amor iba mas alla de toda fuerza ponderable.

Cuando Hades y su mujer Perséfone se encontraron ante el osado que se atrevía a suplicarles poder regresar al reino de los vivos acompañado de su esposa, estuvieron a punto de montar en cólera, pero entonces Orfeo cantó. A través de las notas tristísimas de una elegía expresó con tanta delicadeza, con tan honda ternura, el pesar sufrido por la pérdida de Eurídice, que por primera vez en la existencia del Érebos, Hades y Perséfone se sintieron conmovidos. Cuentan que incluso las Furias vertieron lagrimas al escuchar el canto de Orfeo.

--Llévatela, Orfeo, pues eres sin duda el más grande de los mortales-- concediole el dios de los abismos, pero cuida mucho de no mirarla hasta que hayas traspuesto las puertas del Averno.

Lleno de gozo, y rebosante de dicha su corazón, Orfeo tomo la mano de Eurídice y la arrastró consigo hasta las puertas que a ningún mortal le es dado franquear dos veces. Mas era tanto el amor que por ella sentia que no pudo resistir la tentación de mirarla si quiera fuese una vez. Inclinó, pues, la cabeza, y dirigió amoroso sus ojos hacia Eurídice; pero ésta... se había esfumado de nuevo.


¡¡Triste salida del Tartaro a fe mia!!.
Es vuestro turno, nobles narradores, antes de viajar al Japon Feudal
Wink

Un abrazo.

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W_Fallen_Angel_W
Asunto:   MensajePublicado: 19 May, 2006 - 10:01 AM

Hombre sin rostro
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Hombre sin rostro

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13 Abr 2006
Bueno no soy muy bueno en esto de narrar historias, pero como Finerfin
queria continuar con algo mas oriental (o eso me parecio) ahi va un breve cuento que espero les guste.

La Barca y los dos Monjes:

Un atardecer de invierno, una densa niebla cubria casi completamente el rio
Saitama. Un viejo monje y su joven novicio aguardaban en la orilla para cruzar
en una barca ligera y un tanto insegura, pues habia servido durante mucho tiempo
y se encontraba hajada por el paso de las estaciones. Las olas del rio eran
amarillentas y tumultuosas, pues de repente empezo a soplar un fuerte viento,
que aun asi era incapaz de dispersar la niebla.

- Maestro, - susurro el joven novicio- ya se que nos esperan en el monasterio de
Rishiko, pero no seria mas prudente retrasar nuestra visita hasta manana? Podriamos
comer unas bolas de arroz y dormir en esa vieja choza de ramas que hay mas a lo
lejos, rescuardada del viento.

- ...

Ante el silencio de su maestro, Kasuku se resigno a embarcarse en la travesia,
y empezo a remar. El rio era ancho y caudaloso, y de la otra orilla no tenia
mas que una vision lejana y distorsionada por la niebla, de una fina linea oscura.

- Maestro, - dijo inquieto el acolito - el rio es ancho y el viento no nos deja avanzar
como querriamos.

- ...

Pasaron unos diez minutos, que a Kasuku le parecieron una eternidad de horas,
y el seguia remando en silencio con el corazon inquieto.

De repente, completamente fuera de si, deja ir los remos y se ponde de pie en la
barca, indicando a su maestro con el brazo:

- Maestro, maestro! Mire esa gran barca que sale de la niebla! Viene directa hacia
nosotros!

- ...

- Maestro, maestro! La barca chocara contra nosotros! Nos estrellaremos! Vamos a
naufragar! El, timonel! Eh, quien hay al timon!? Si tuviera al alcance de mi
mano el patron de esa embarcacion, le daria un buen golpe con el garrote para
que se le pasaran las ganas de poner en peligro a unos santos barones como
nosotros...

- ...

- Mire maestro, la barca se acerca y nos atravesara la nuestra con su proa puntiaguda! Ya veo
el piloto: ese timonel asesino duerme tranquilamente!

- ...

- Maestro! La barca esta a punto de alcanzarnos! Por Brahma! Maldito sea ese timonel
criminal! Que el ciclo de sus reencarnaciones dure una eternidad: que sea chacal,
hiena, pulga, rata, ...

Cuando estan a punto de chocar, un remolino oportuno, o una maniobra habil del maestro,
evita el peligro y ambas embarcaciones continuan indemnes sus caminos.

- Has observado el interior de la barca, Kasuku? - pregunta el anciano monje

- Si maestro. La forma que tome por un hombre era un saco de grano.

- Dime Kasuku, contra
quien te has enfadado tanto?

Salu2

P.D. Siento los acentos y las enes, pero estoy en el extranjero y no
puedo reconfigurar el teclado Sad

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Me he rallado y aún estoy pensando que poner aquí...


Ultima edición por W_Fallen_Angel_W el 19 May, 2006 - 10:30 AM, editado 1 vez
 
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Smuack
Asunto:   MensajePublicado: 19 May, 2006 - 10:24 AM

Antigua moderadora
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<b>Antigua moderadora</b>

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Tsé... Toy jubilá...

Miembro desde
06 Jul 2005
Caray, Fallen_Angel, qué buena la historia... Qué estupenda y útil enseñanza...

Smuack!

P.D.: Todas, todas, todas las historias son muy buenas eh? Mola este post.

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Diablo 3
http://www.diablo2latino.com/PNphpBB2-v ... 69716.html
 
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W_Fallen_Angel_W
Asunto:   MensajePublicado: 19 May, 2006 - 10:27 AM

Hombre sin rostro
921 posts


Hombre sin rostro

Miembro desde
13 Abr 2006
Asias smuak, otro rato que tenga ya hechare cuenta de las que tengo por ahi entre pc y libros,
y seguire con ello tongue A ver si puedo mantener el lvl ^_^.

Salu2

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Me he rallado y aún estoy pensando que poner aquí...
 
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Finerfin_Marak
Asunto:   MensajePublicado: 20 May, 2006 - 03:37 AM

Golem de Acero
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Golem de Acero

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Mago Noldor

Miembro desde
08 May 2005
Bienvenido al consejo W_Fallen_Angel_W . Detras de toda historia epica, detras de todo Mito o leyenda, siempre hay una enseñanza que recoger. El mas grande de los hombres utilizaba las parabolas para aleccionar a sus discipulos, conocedor en su sabiduria, que la palabra es incompleta. La analogia, la conclusion que se desprende cuando meditamos sobre una historia, se acerca mas a lo que expresa el pensamiento. No te preocupes Fallen estas a la altura como todos Wink .

La historia que voy a relatar es larga, intentare resumirla lo mejor que pueda.Pero tendre que escribirla por partes Razz .


LA VENGANZA DE LOS 47 RONIN

El final de esta historia, que todos los niños japoneses conocen, tuvo su desenlace en la noche del 14 de diciembre de 1702, cuando los 47 ronin interrumpieron en la mansión del noble señor Kozukenosuke Kira, le asesinaron salvajemente, separando su cabeza del tronco, y la plantaron sobre una estaca, frente a la tumba de su difunto señor Takuminokami Asano, en señal de haber cumplido la venganza, deber ineludible de los vasallos fieles.

Aquél fué el macabro espectáculo que se ofreció a los ojos de los aterrados caminantes en la mañana del 15 de diciembre, pocos días despues, los cuarenta y siete pagaron con su vida el cumplimiento de aquella deuda de honor.

La historia preliminar de estos hechos se emonta a muchos años atrás, cuando el Japón , severamente cerrado a toda influencia extranjera, era dominado por una de las grandes familias del pais: los Shogune, descendientes de los Tokugawa, verdaderos amos de las islas. Su residencia estaba en Yedo, el actual Tokio, y estaba constituída por un gigantesco castillo, donde vive en la actualidad el emperador japonés.


Kioto era la sede del descendiente de la diosa del Sol, madre del Japón y de todo el pueblo. Allí, en un antiquísimo palacio, aislado de la vida del país por pesadas puertas de hierro y pesadas murallas, residía el emperador. Aunque su poder politico era nulo, la influencia religiosa que como representante de los poderes celestiales ejercia era inmensa. La lista de sus antepasados, que llegaba hasta los tiempos pehistóricos, su descendencia, que se perpetuaría a través de los hijos de sus hijos hasta la eternidad, constituian el Símbolo y la sumisión de todo el pueblo japonés.

Por ello, el Shogun debía demostrarle todos los años su devoto respeto, y al acercarse la fiesta de Año Nuevo, salía del palacio de Yedo una fastuosa comitiva hacia Kioto para ofendar sus presentes al emperador. Éste, por su parte, solia devolver la visita al cabo de unos meses, enviando algunos emisarios suyos a Yedo, como embajadores imperiales, que eran recibidos con toda solemnidad, permanecían durante algun tiempo en casa de algún príncipe en calidad de huéspedes, y el día fijado entregaban los regalos y el mensaje en el curso de un pomposo acto. De acuerdo con las costumbres, los emisarios recibían otra vez ricos presentes de Shogun y de los Daimyos, los principes del país.

El 11 de marzo de 1701 eran esperados en Yedo los enviados del emperador, y el Shogun había designado al rico y distinguido Takuminokami Asano para recibir a los emisarios y cuidar de su hospedaje. Al principio, éste se habia negado a tal distinción, por considerarse poco preparado para tales actos y desconocer el severo ceremonial y rígida etiqueta que requería el trato con los embajadores de Kioto.

Finalmente se dejó convencer al asegurarle el Shogun que nombraría consejero suyo a uno de los que habían permanecido en la corte imperial, y que volvia ahora como embajador de Kioto.

Al principe Asano no le agradó que para servirle de consejero hubiera sido designado precisamente Kosukenosuke Kira, pues conocía su carácter altanero y su extremada codicia por las dádivas generosas.

Consideró, por tanto, que era suficiente enviarle un regalo cual correspondía a su categoría, pero sin llegar a las exageraciones de los otros príncipes, que constituían mas bien un soborno para el peligroso e influyente Kira, que un obsequio de hospitalidad.


No se le ocurrio pensar, sin embargo, que aquella desatención, o mejor dicho, el no haberle enviado presentes en la cuantía sufieciente para ser sobornado había de pagarlo muy caro, pues él, como encargado de atender a los emisarios imperiales, tenía que depender de los consejos de Kira, y cuando Asano fué a solicitar su colaboración le hizo esperar durante horas enteras para al final despedirle con palabras ofensivas.

Llegado el instante de iniciarse la pomposa ceremonia en presencia de los enviados del emperador, Asano se dirigió a Kira, tratando de orientarse acerca de un detalle de la recepción, pero en lugar del esperado consejo, recibió en pleno rostro y con voz estentórea, estas insultantes palabras:

-- ¡¡Quien no conoce la etiqueta de la corte debería permanecer alejado de ella!!

Rojo de ira, Asano desenvainó su espada y acometió al ofensor, al que hubiera dado muerte allí mismo de no interponerse los demás cortesanos.

Kira sufrió únicamente leves heridas en la frente y en el hombro, pero el hecho de desenvainar la espada en la corte del Shogun era considerado un crimen gravísimo, y aquella misma tarde Asano recibió su sentencia: debía ejecutar Seppuku (que los occidentales conocemos por harakiri).

Hacia el anochecer del mismo día, Lord Asano, vestido con sus trajes mas lujosos, tal como lo requeria la severa costumbre caballeresca, se arrodilló frente al altar de sus antepasados, sobre una estera roja como la sangre que iba a verter. Se desnudó lentamente el torso, tensando las mangas del kimono bajo sus rodillas para impulsar el cuerpo hacia delante según estaba prescrito. Levantó con gesto calculado la afiladísima katana, y la hundió lentamente en la parte izquierda del vientre; trazo con ella un corte transversal a tavés del cuerpo, hasta llegar cerca de la cadera izquierda, donde terminó el corte con una ligera curva hacia arriba. Ni un solo músculo de su rostro se alteró durante esta tremenda operación. Su cuerpo, impulsado por la tensión del vestido, de dobló sobre la estera, y Asano falleció sin proferir un solo gemido.

Sus servidores, que esperaban el desenlace, recogieron el cadáver y lo sepultaron en el cementerio del templo de Sangaku, en la parte meridional de Tokio, donde descansa en la actualidad. Los bienes y el castillo de Asano fueron incautados y su familia perdió todos los derechos qie poseía; sus doscientos cincuenta samurai, caballeros que habían sido sus vasallos y guardaespaldas, dejaron sus puestos y se dispersaron en busca de un nuevo dueño.

Pero cuarenta y siete de sus samurai antepusieron a su propio interés la fidelidad hacia su señor. La ley de honor de los caballeros japoneses les obligaba a vengar a su difunto dueño; un samurai no podía descansar hasta haber cumplido aquel deber supremo: serle fiel, aun a costa de su felicidad, de sus propios bienes, y de perder a toda su familia, e incluso la vida.



CAPITULO 2


El jefe de los cuarenta y siete fieles se llamaba Yoshio Oishi, y sabía muy bien que no sería fácil vengarse, pues los espías de Kira, que sospechaban lo que estaba tramando, seguían como sombras a Oishi y a sus demas compañeros. Una conversación imprudente, una sola palabra dicha en momento inoportuno, les podia enviar a todos a la carcel o ponerles bajo la espada del verdugo. El momento de actuar no habia llegado todavía y por consejo de Oishi se dispersaron en distintas direcciones.

Hambrientos, viviendo como mendigos y cubiertos de harapos, siempre huyendo de los esbirros de Kira, los juramentados deambulaban por el país, poséidos todos ellos de un solo pensamiento: vengarse.

Incluso Oishi, jefe de los conspiradores, se convirtió en un borracho pendenciero, o, al menos, esto es lo que aparentaba. Lo cierto es que para engañar a sus enemigos y hacerles creer que la afición a la bebida había apartado de él toda idea de venganza, simulaba su vicio, aunque la mayor parte del liquido se derramaba por el suelo. Para dar mayor verosimilitud a su fingimiento, incluso provocaba escándalos y reyertas cuando estaba seguro que Kira se enteraría de ello.

A Sugano Kampei, otro de los cuarenta y siete ronin (así llamados los samurai cuando no tienen señor) le cupo una muerte tragica antes de consumarse la venganza. Kampei era el encargado por Oishi de mantener el contacto entre los conspiradores. Había transcurrido ya mas de un año desde la muerte de su amado señor, y sus medios economicos, todo su capital , había sido invertido para cubrir los gastos de sus constantes y arriesgados viajes. El padre de Kampei, que hasta entonces se había encargado de proveer a su hijo de los fondos necesarios, estaba en la completa ruina.

Pero el hijo precisaba continuar su tarea, y su padre, quedándole únicamente una solución ante la penuria económica, decidió vender a la mujer de su hijo (cosa corriente en aquel entonces). Así lo hizo, pero al regresar a su casa, despues de entregar a su nuera como sirviente, le asaltó por el camino un bandido, que le robó el dinero y le asesinó.

Aquella misma noche pasó Kampei por aquel lugar y, de pronto, oyó un extraño rumor que partía de entre unos arbustos que se alzaban al borde del camino. Creyendo que se trataba de algun animal dispuesto a atacarle, lanzó su espada en aquella dirección. La respuesta fué un gemido angustioso que le produjo un escalofrío de terror: ¡¡ Había dado muerte a un hombre!! En la oscuridad se inclino sobre el caído y se dió cuenta de que la victima tenía en la mano un bolso lleno de monedas. ¡Dinero! ¡precisamente lo que necesitaba para su empresa! Se apoderó del bolso, y corriendo con toda la rapidez de sus piernas, se alejo de aquel lugar.

Cuando mas tarde, al comprobar el contenido del bolso, se dió cuenta de que éste permenecía a su padre, un sentimiento de indecible horror le invadió ¡todo había terminado! ¡era el asesino de su propio progenitor! Al amanecer, después de una terrible noche de pesadilla, se arrodilló al borde del camino y cometió harakiri.

Dos de sus compañeros que le seguían a distancia, le encontraron moribundo. A su vez habían hallado los cadáveres del padre y del ladrón, y pudieron tranquilizar la conciencia del moribundo, asegurandole que no le cabía ninguna culpa de la muerte de su padre. Kampei entregó a sus amigos el había costado ya cuatro vidas (pues la de su mujer estaba destrída tambien), y les recomendó utilizar hasta el último yen para consumar la venganza a la cual se debían inexorablemente. Los dos compañeros le juraron que su nombre se añadiría a los demás, y mas tarde juraron aquel juramento solemne con su sangre.

La muerte de Kampei decidió a los conspiradores a tomar una decisión heroica. Sus enemigos habian descuidado la vigilancia, y aprovechandose de ello los cuarenta y seis se reunierón al cabo de unos días en Tokio, resolviendo intentar el asalto al castillo de Kira en la noche del 14 al 15 de diciembre de aquel año de 1702.

El ataque tuvo éxito completo; los vengadores derribaron las puertas, arrollaron después de breve lucha a los centinelas y servidores y; por fin, llegaron hasta la sala donde se hallaba escondido y tembloroso Kira.

Los asaltantes le dieron una última oportunidad de salvar su honor: le brindaron la espada para darse la muerte por sí mismo, pero Kira era demasiado cobarde para hacerlo, y su cabeza ródó por el suelo bajo el acero afilado de uno de lo ronin. La venganza quedaba consumada.

Aquella misma mañana Oishi envió a uno de los cuarenta y seis, Kichiemon Teresaka, a comunicar a la viuda y al hermano de su difunto señor que su deber de samurai habia sido cumplido. Despues, los cuarenta y cinco restantes se dirieron a la tumba de Asano, en el templo de Sengaku, y, en señal de haber cumplido con su juramento, plantaron la cabeza de Kira delante del lugar donde reposaba el cuerpo de su señor. La fuente dondé fué lavado el macabro trofeo antes de colocarlo sobre una estaca, existe todavía en el interior de aquel templo.

Terminada su misión, los cuarenta y cinco ronin se entregaron a la justicia del Shogun. Sabían que les esperaba la misma sentencia que había sufrido su difunto señor, y el cuatro de febrero del año siguiente, en los distintos castillos donde habían cumplido honorable arresto, cometieron harakiri segun la decisión inexorable del juez.

Los cuerpos de los fieles ronin recibieron sepultura junto a su dueño, por quien habían muerto, y desde entonces no se han extinguido nunca las velas ante sus tumbas.

La tumba cuarenta y seis fué destinada al emisario que Oishi mandó a la ciudad de Asano. Cuando aquél, cumplido su encargo, llegó a Yedo a ponerse a disposición del tribunal del Shogun, le anunciaron que el proceso ya había terminado y que podia marchar libremente donde quisiera. Asi escapó de la muerte, sirviendo luego a varios señores hasta morir en edad avanzada.

La número cuarenta y siete constituía un simbolo para recordar el juramento hecho por dos de los conspiradores a su compañero moribundo junto al camino, y cuyo dinero trágicamente adquirido había ayudado a consumar la venganza.

FIN

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W_Fallen_Angel_W
Asunto:   MensajePublicado: 22 May, 2006 - 04:38 PM

Hombre sin rostro
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Hombre sin rostro

Miembro desde
13 Abr 2006
Buena historia Finerfin Smile. Me recuerda una parecida (quizas fuera la misma) que lei en un libro de bushido de un amigo mio que practica Aido [no se como se escribe sry Sad].Como me diste tu visto bueno volvi a escirbir. Espero que les guste. Esta vez cuide mas la ortografia en casa con mi pc tongue

Salu2

El Espejo Mágico:

Iriku sentía un gran respeto y melancolía por su padre, pues
hacía ya un tiempo que el anciano había partido para reunirse
con sus antepasados. A menudo, Iriku le recordaba mientras
trabajaba en una silla de bambú. Recordaba con ternura
como su padre la había enseñado el arte de tejer, hacía
ya mucho tiempo.

En el fondo de su corazón, Iriku se lamentaba en silencio:

- Si mi esposa no hubiese sentido tanta aversión por mi honorable
padre, el hombre habría sido más feliz en su vejez. Yo no habría
vacilado en manifestarle mi afecto y mi respeto filial. Él
me habría hablado de las gentes del pasado...

Y le embargaba una gran pena.

Un día en el mercado, Iriku había vendido todas sus silla
más deprisa que de costumbre. Un poco aburrido, paseaba entre
las tiendas, cuando se fijó en un mercader chino que a menudo
ofrecía objetos raros:

- Acércate, Iriku - le dijo el mercader - . Aquí tengo algo
extraordinario para ti.

Con aires de misterio y sumo cuidado, el mercader mostró
a Iriku un pequeño cofre plano y redondo, envuelto en una
delicada seda púrpura. Con una extrema precaución lo depositó
encima de la mesa. Mientras Iriku lo miraba ensimismado, el
mercader tiró suavemente de la tela. Iriku inclinó su cabeza
encima de la pulida y brillante del objeto. Cual fue su
sorpresa al reconocer en el objeto la imagen de su padre,
tal como había sido hacía muchos años.

- Este objeto es mágico!
- Así es, - afirmó el mercader -. Lo llaman un espejo, y posee
un gran valor.

Pero la fiebre se había apoderado ya de Iriku.

- ¡Te ofrezco todo lo que tengo! Quiero este espejo mágico
y llevarme a casa la imagen de mi amado padre

Después de un largo regateo, Iriku dio al mercader todo el
oro que había ganado ese mismo día.

Ese mismo día al, llegar a casa, Iriku subió rápidamente
al granero y allí escondió el cofre con la imagen de su padre.
Los días siguientes, desaparecía y subía al granero y sacaba el
espejo mágico. Pasaba largas horas la imagen venerada de su padre,
y de esta forma era feliz.

Sin embargo, su mujer no tardó mucho tiempo en darse cuenta
de su extraño comportamiento. Una tarde, cuando Iriku dejó a medio
hacer una silla, su mujer le siguió hasta el granero. Vio como
subía al granero y rebuscaba dentro del cofre hasta encontrar
un objeto desconocido, cubierto de delicadas sedas. Observó a
Iriku mientras este permanecía embelesado, con una misteriosa
expresión de placer. Después cubrió de nuevo el objeto y lo
escondió delicadamente en el baúl.

Su mujer, intrigada, esperó a que Iriku se fuera, abrió el cofre,
encontró el objeto y retiró la seda que lo cubría.

- ¡Una mujer!

Furiosa, bajó del granero y empezó a increpar al pobre Iriku:

- ¡Así que me engañas yendo a contemplar una mujer al granero
diez veces al día!

- ¡No! No te he querido hablar de ello porque se que tu no
apreciabas mucho a mi padre, pero es su imagen lo que voy a
contemplar allí, y eso calma mi corazón.

- ¡Miserable embustero! - Vociferó la mujer -. ¡Yo sé que he visto!
¡Es una mujer lo que has escondido en el granero!

La disputa empezó a empeorar, y ya era infernal, cuando una monja
se presentó mendigando en la puerta de casa.

El matrimonio, vista la situación, les pidió que intercediera
haciendo de árbitro. Así pues, la monja subió al granero y al
volver exclamó.

- ¡Es una monja!


***
Las desgracias de los hombres vienen del hecho que no viven en el mundo, si no en su mundo.
Heráclito de Éfeso.

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Me he rallado y aún estoy pensando que poner aquí...
 
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