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Autor Mensaje

ELFO_SUPER_CRACKER
Asunto:   MensajePublicado: 24 Sep, 2005 - 11:52 AM

Destructor de Mundos
3671 posts


Destructor de Mundos

Cuentas
Negra_oscuridad D2jsp US.East Mau.Vertiz // Mau.Vertiz1

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14 Jun 2003
estoy imprecionado, aunke aun no me termino de leerlos pero wow te mereces el respeto de todos

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mormegil_cdv
Asunto:   MensajePublicado: 25 Sep, 2005 - 12:03 PM

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Cuentas
me una historia

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31 May 2004
Muy bueno tío, se agradecen estos relatos.

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La sociedad industrial y su futuro
 
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Blackelf
Asunto:   MensajePublicado: 07 Oct, 2005 - 07:01 PM

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Acto VIIIEL PODER DEL ATORMENTADOR


La vida se pudría con el firme avance del Atormentador a través de la frescura del valle de Aranoch. Distaba muy poco espacio entre el Demonio y el grupo resguardado tras Kairos quien aguardaba el momento justo para desenvainar su daga.
El ser infernal se detuvo, miró a los lados y una sonora carcajada emanó de lo más profundo de su corrupta alma. Como líquido sin recipiente, se deshizo en acero derretido y se filtró en la tierra.
Conforme pasaba el tiempo la carcajada era más próxima y la verde hierba se moría en dirección a Kairos, el Atormentador avanzaba hacia ellos desde el subsuelo en tres direcciones: de frente y por ambos lados.
La risa era ya intensa y demasiado cercana cuando por cada lado brotó una mano de acero desde las entrañas del suelo y de frente se abrió una enorme boca cuyas fauces luchaban por alargarse más y más para poder engullir a sus adversarios.
Un certero desenvaine de daga en el preciso momento cortó el mismísimo acero de las dos manos de Eilis en el acto en que las mandíbulas se cerraban frente a ellos. Las manos muertas cayeron al suelo derritiéndose y filtrándose de nuevo por la tierra.
Tras ellos reapareció de nuevo el Atormentador, de espaldas, masajeándose la muñeca izquierda y sonriendo.
- Veo que tienes ganas de jugar, Kairos… yo también –lanzó una fugitiva mirada por encima del hombro y su cuerpo se volvió a derretir, pero esta vez no se filtró al suelo-

Ahora el líquido permanecía en la superficie, blando, dúctil, completamente tranquilo y manejable. A una orden, Kairos y su grupo se retiraron de la escena unos cuantos metros para guardar las distancias.
Otra sonora risotada emanó del líquido, el cual se irguió y formó la silueta líquida de Eilis.
- Veamos ahora quién aguanta más… si tus amigos o mi acero.

El cuerpo del demonio se partió por la mitad realizando una copia idéntica, y estas dos a su vez en cuatro y estas cuatro en ocho, y así continuamente, llegando a formar un auténtico ejército de acero líquido.
- No temas… este ejército tiene poca fuerza para poder enfrentaros…
- ¿cuál es el propósito?
- Jejeje… tengo el infinito orgullo de presentaros a mi montura alada: yo te conjuro Dramor, Señor de todos los Dragones. Pero para ello necesito sacrificios… sacrifico a todo mi ejército en pos de Dramor.

Las copias de Eilis se deshicieron en acero líquido y un temblor sacudió Santuario, breve y de escasa intensidad pero suficiente para impacientar al grupo de Kairos.
Tras el sismo no había rastro alguno del acero de los clones en el suelo, había desaparecido todo, incluso el propio Atormentador.
- Ahí arriba! –exclamó Ygar y con su tembloroso dedo índice apuntó al cielo, entre las nubes, donde comenzaba a dibujarse una silueta-
- Si es eso es demasiado grande. –musitó Carolina asustada-
- Ahora… despojos celestiales, sufriréis la cólera del Rey de los Dragones. Adelante Dramor, atácales con tu bola piroclástica.

Tras un irritante sonido proveniente del dragón, todavía oculto tras las nubes, apareció de entre ellas un enorme proyectil de lava incandescente dirigido contra Kairos.
- Símbolo del Agua y del Viento, yo os conjuro. –convocó el encapuchado y ante ellos un muro de agua brotó del muerto suelo y junto a fuertes vientos convirtieron la bola de magma en una simple roca que, reducida su potencia, cayó al suelo-
- Hm… no solo eres diestro con la daga sino además eres un conjurador… está bien jejeje…
- Eilis, el fuego siempre ha podido con el metal. Convoco al Símbolo del Fuego.

Frente a ellos se dibujó un círculo en el suelo con símbolos rojizos y un enorme géiser de fuego líquido brotó de él hacia la nube donde se escondía Eilis.
- Insensato… adelante Dramor… demuestra por qué eres la montura del Atormentador.

La silueta del dragón desapareció de entre la nube, cuyos gases fueron consumidos inmediatamente por el géiser.
Un nuevo chillido proveniente de las cuerdas vocales de Dramor, todavía más estridente que el anterior, atravesó las nubes y, como si fuera una maravilla de la naturaleza, algo interno a su organismo, un ser de lava surgió de la grieta que había creado el géiser. Tosco, con rocas sin fundir en su cuerpo, incandescente, a una temperatura capaz de fundir las entrañas de la tierra, la mole, dominada por el dragón, avanzaba hacia el grupo de Kairos a paso lento pero incesante.
- Símbolo del Agua y de Gea, protegedme, yo os conjuro! –volvió a conjurar el hechicero-

Se abrió una brecha y el suelo entero tembló, haciendo que la enorme mole cediera a los movimientos tectónicos y se estrellara contra el suelo. Al instante, un torrente de aguas apareció de entre las marchitadas hojas y empapó al ser de lava, convirtiéndolo en pura roca inerte.
Agotado, Kairos cayó al suelo sobre sus rodillas, exhausto tras tanto sortilegio de los elementos. Las gotas de sudor resbalaban por su frente, su mirada se perdía entre la hierba y la daga estaba de nuevo envuelta en su funda.
Carolina dio un paso al frente, y con la mirada puesta en las nubes recitó un nuevo hechizo ante la atónita mirada de los presentes, incluido Eilis que observaba desde el cielo, siempre oculto.
- Aquellos que pobláis el cielo y el firmamento, aquellos que nos disteis vida y agua, aquellos que con vuestra sagrada gracia nos trajisteis libertad y razón, os rezo para que nos ayudéis de nuevo. Seres de lo Abstracto, señores de lo Inmaterial, reyes de lo Espiritual, os conjuro para que con vuestras sacras bendiciones nos den algún lugar de paz en tal ajetreada lucha.
- ¿Cómo conoces esa magia?

No hubo respuesta hacia Satro quien, junto a Ygar y Kairos, permanecieron tras el fantasma, aguardando al resultado del conjuro. El hechicero, consciente de la envergadura de tal poder y de las consecuencias que podía acarrear si alguien más supiera de sus consecuencias, se incorporó y volvió a tomar la daga entre sus manos, preparado para recitar nuevos encantamientos con tal de frenar al mismísimo Atormentador.

- Eilis… -dijo una voz femenina en la cabeza del demonio- acaba con esa niña, si realiza ese hechizo y lo sabe controlar, es posible que sea la única arma capaz de herirme.
- Sí mi Dama. No temáis.

Kairos se percató de estas palabras, al tiempo que Carolina caía inconsciente al suelo, con los ojos cerrados y la cabeza reposada sobre sus manos.
- Ygar y Satro, debéis avanzar hacia el norte, siempre hacia el norte, hasta que encontréis el Monte de las Almas, allí, preguntad por Verin, ella os dará las respuestas a todas vuestras preguntas. Corred!!!!

Dichas estas palabras, Ygar y Satro se sobresaltaron y sin entender el porqué debían huir y no plantar cara al Atormentador, tomaron el desfallecido cuerpo de la chica, extrañamente comenzaba a pesar demasiado como para ser un fantasma, y se alejaron corriendo del lugar, dejando a Kairos atrás.
Tras una intentona de ir tras ellos por Eilis, el hechicero saltó tras él y le agarró fuertemente por la espalda.
- No has terminado conmigo! –gritó Kairos-
- Cierto… aun no… Dramor… persíguelos, tengo asuntos que tratar antes.

La sombra del gran dragón alado los sobrevoló en dirección a los huidizos Ygar y Satro, quienes todavía estaban remontando el curso del río Entsteig.
- Bola Espiritual!
- Síndrome Sangriento!

Ambos rivales lo daban todo con tal de terminar con el otro y salir por unos u otros motivos, en dirección a los otros tres.
Una gran nube de humo se levantó con el impacto directo de ambos conjuros, expulsando a cada uno de los contendientes en direcciones contrapuestas.
- Tu fe en la humanidad te ciega.
- Tu corrupción ha terminado por hacerte esclavo en lugar de libre.
- No hay nada más patético que un celeste interponiéndose entre los humanos y los demonios.
- ¿Nunca te miraste al espejo?

Eilis montó en cólera y atacó con saña y conjuros a Kairos, quien cada vez adoptaba una posición más y más defensiva.
- Símbolo de Gea!

Una prisión de rocas sepultó a Eilis, dando un poco de tiempo para que Kairos se reordenase y adoptara un mayor control sobre la situación.
- Corrupción del Símbolo de Gea!

Kairos se quedó sorprendido por este contra hechizo, nunca había sido nombrado y desconocía de sus efectos.
La daga plateada se volvió negra, como el azabache, la empuñadura vibraba cuando antes era fina y delicada, y el símbolo marrón de Gea se tornaba verde oscuro. La prisión de roca se solidificó y sin previo aviso una gigantesca zarpa salió de uno de sus laterales para, con sus afiladas púas, atravesar el cuerpo de Kairos.
El conjuro se desvaneció como polvo que se lleva el viento y el empalado cayó al suelo herido de gravedad, mientras el Atormentador se acercaba tarareando y silbando hacia el cuerpo.
Cuando llegó al agonizante hechicero, apenas podía más que balbucear, se agachó en cuclillas y puso su mano en el interior de la cavidad pectoral que había producido el contra hechizo para, en un arrebato de cólera y sed de sangre, convertir su mano en un afilado cuchillo y cortarle las propias entrañas mientras todavía seguía vivo.
Sus gritos de dolor y de tormento llegaron a ser escuchados por Satro e Ygar, quienes continuaban escapando del dragón Dramor.
Eilis continuaba removiendo las tripas de Kairos mientras con la otra mano comenzaba a sajarle la piel a tiras lamiéndole el músculo y mordisqueándolo en las zonas más sensibles y con mayores centros nerviosos.
El tormento de Kairos era insufrible, pero él sabía que en cuanto sus fuerzas le abandonaran, Eilis marcharía contra sus dos protegidos, debía aguantar y sufrir para darles cuanto margen necesitaran para cargar con la pequeña Carolina a cuestas hacia el Monte de las Almas.
Su voluntad era muy fuerte y el Atormentador jamás pudo quebrarla, pero su cuerpo ya estaba muy torturado y sus vísceras, todavía vivo, estaban escapadas fuera de su cuerpo.
- Muy bien… Kairos… me has divertido más que ningún otro ser a quien haya torturado… pero, tengo que volver a mis quehaceres, así que tendré que liquidarte definitivamente.

Con su poder mental, arrancó una enorme roca de la montaña la atrajo hasta ellos, aplastando el agonizante cuerpo de Kairos bajo de ella.
- Y ahora, angelito, despliega tus alas.

De debajo de la roca emergieron dos grandes y preciosas alas de plumas blancas que se enredaron en la piedra.
- Dramor, vuelve… por hoy ya me he divertido bastante, deja a ese niños que jueguen con sus ilusiones… su protector ha caído.

Eilis voló sobre Dramor hacia la antigua Tristam, donde se posó de nuevo sobre su torreón, a esperar nuevas órdenes.

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sonicero
Asunto:   MensajePublicado: 07 Oct, 2005 - 07:35 PM

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juas ke es una historia ¬¬ yo kreia ke era informacion del nuvo diablo 3 xD ya decia yo...jajaja taba flipao kuando e visto tantos actos xDDDDD

Pero la leere kuando tnga mas tiempo seguro ke ta guay ^^ saludos

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"Cuando el sabio señala la luna, el necio se queda mirando el dedo"
 
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garoe1988
Asunto:   MensajePublicado: 07 Oct, 2005 - 09:02 PM

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sugiero una limpieza d epost y poner los relatos todos sguidos por cierto mu bueno
Razz
 
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Blackelf
Asunto:   MensajePublicado: 07 Oct, 2005 - 09:46 PM

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Prefiero que se queden así ^^ me dan ánimos cuando no sé por dónde seguir. Por cierto podríais dar alguna sugerencia que ando en blanco Smile

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PuMa_Force
Asunto:   MensajePublicado: 07 Oct, 2005 - 10:30 PM

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Bien Black, veo que sigues escribiendo historias cada vez mejores, sobre lo de las ideas, ya te las susurraré al oído en el d2 Mr.Green

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"No soy un completo inútil, al menos sirvo como mal ejemplo"
 
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Blackelf
Asunto:   MensajePublicado: 09 Oct, 2005 - 04:58 PM

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Puma.. pues muchas ideas no es que me cuentes... por ahora vamos cero ^^
Toi trabajando en el acto IX y comienzo a vislumbrar el futuro en la historia, así que... quizás dentro de poco os sorprenda con el último: El Mundo del Recuerdo.

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Blackelf
Asunto:   MensajePublicado: 18 Oct, 2005 - 10:47 PM

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Acto IX:EL MONTE DE LAS ALMAS

- Ygar y Satro, debéis avanzar hacia el norte, siempre hacia el norte, hasta que encontréis el Monte de las Almas, allí, preguntad por Verin, ella os dará las respuestas a todas vuestras preguntas. Corred!!!!

Dichas estas palabras, Ygar y Satro se sobresaltaron y sin entender el porqué debían huir y no plantar cara al Atormentador, tomaron el desfallecido cuerpo de la chica, extrañamente comenzaba a pesar demasiado como para ser un fantasma, y se alejaron corriendo del lugar, dejando a Kairos atrás.
Tras una intentona de ir tras ellos por Eilis, el hechicero saltó tras él y le agarró fuertemente por la espalda.
- No has terminado conmigo! –gritó Kairos-
- Cierto… aun no… Dramor… persíguelos, tengo asuntos que tratar antes.

La sombra del gran dragón alado los sobrevoló en dirección a los huidizos Ygar y Satro, quienes todavía estaban remontando el curso del río Entsteig.
- Oh no! Nos está alcanzando! –gritó aterrado Ygar echando la vista atrás y viendo como una inmensa sombra negra se arrastraba por la tierra con la forma de un dragón-
- No mires atrás y corre, corre todo lo que puedas! –contestó desesperado Satro quien sostenía la mayor parte del peso de Carolina- ¿cómo puede pensar tanto, si es un fantasma? –se preguntaba en voz baja continuamente-
- Ya hemos abandonado el valle de Aranoch, dentro de poco estaremos a salvo entre las montañas escarpadas, allí habrá muchos recovecos donde poder escondernos. –soñaba despierto Ygar- y entonces descansar.

La sombra del dragón desapareció tras ellos e Ygar se detuvo de súbito.
- ¿Y el dragón? –preguntó a su compañero esperando una respuesta-
- no deberíamos detenernos aquí ahora, está cerca y hemos ido en línea recta, debe estar planeando algo –contestó mientras miraba alrededor suyo-
- Estamos huyendo… de un fantasma… no hemos visto el dragón y sin embargo huimos… no nos enfrentamos a él y sin embargo desechamos la posibilidad de vencerle… ¿por qué nos subestimamos tanto?
- ¿Eres imbécil? Ese dragón es la montura del mismísimo Atormentador, créeme por Dios que no es una tontería, posee título de Rey de Dragones además, así que no dudes que sea fuerte. No es subestimarse, sino ser realistas.
- Lo siento… sigamos huyendo ya que se nos da tan bien.

Satro se calmó, en realidad había estado bajo mucha presión y debía desahogarse con alguien. Se disculpó ante Ygar y continuaron corriendo, dejando incluso el río Entsteig tras suyo.
Tras un poco de tiempo más corriendo, el territorio comenzaba a volverse yermo, seco, muerto. Las montañas ya no se veían nubladas por la distancia, eran completamente nítidas, aparecían los primeros montículos de rocas descompuestas, extraídas de montañas muy lejanas, como si una gran y súbita explosión las hubiera arrojado de su lugar de reposo milenario, desde muy, muy lejos.
Se detuvieron de nuevo a descansar, ya al candor de la luz del sol, recostaron sus agotadas espaldas contra una fría roca que había en el camino. Los rayos azotaban cruelmente con su intenso calor en sus empapados rostros de sudor mientras los ojos, llenos de miedo e incertidumbre, se abrieron como platos y sus pupilas se dilataron, sus bocas se abrieron y un hilo de voz, más débil que un susurro, planeaba ser un alarido, cuando escucharon el grito desgarrador y cruel, a la vez tan familiar y conocido… el Atormentador torturaba a su compañero y hasta entonces líder Kairos.
Al volver en sí mismos observaron cómo el cuerpo palidecido de Carolina estaba arrodillada en el suelo, con las mandíbulas desencajadas y una expresión de miedo y terror en el rostro les denotaba que algo aun peor que la muerte de Kairos estaba ocurriendo. Cuando corrieron a por ella para proseguir la huida del dragón, éste reapareció de debajo del suelo con un bramido atronador que hizo partirse la roca sobre la cual se habían recostado anteriormente.
Ahí estaba, flotando ante ellos, magnífico y orgulloso el dragón de Eilis. Por primera vez le veían e incluso podían aspirar el sucio hedor que emanaba de sus fauces entreabiertas. Un dragón enorme, alargado y alado, negro como el carbón, ojos amarillentos llenos de odio e ira, afiladas hileras de dientes y lengua viperina, con un cráneo rematado por una vastísima cornamenta.
Dramor estaba ante ellos, mostrándose implacable, ojeando en sus ojos, en lo más profundo de sus miedos, deleitándose con el sufrimiento de sus presas. Tenía las fauces ya abiertas y preparado estaba ya para lanzar ataques que acabaran con sus perseguidos cuando la voz de su amo resonó en su cabeza, haciéndole acudir raudamente hacia él para acatar nuevas órdenes.
- Nos hemos salvado de una muerte segura. –concluyó Satro cayendo rendido al suelo y apoyando parte de su cuerpo sobre la mellada espada-
- Carolina… ¿estás bien?

La fantasmagórica muchacha no respondió, simplemente giró su cabeza y con un rostro mucho más calmado y sereno lanzó una sonrisa de oreja a oreja para caer inconsciente al suelo.
- ¡Carolina! –exclamó Ygar-

Bastó una mirada entre ambos compañeros para tomar a su amiga en brazos de nuevo y continuar su largo peregrinaje a través de las montañas escarpadas y desnudas de lo que anteriormente eran las tribus bárbaras del norte.
El camino polvoriento e incluso con algunas plantas marchitas de las lindes del valle de Aranoch había dado paso a uno mucho más árido, inerte, carente de vida, piedras sueltas y resbaladizas, otras fijas y ancladas en el suelo, reposando en los lugares que durante milenios habían custodiado, únicas guardianas de una tierra muerta.
El sendero, rodeado por las montañas, parecía no tener fin, con tantas desviaciones, tantos giros, un complejo laberinto de roca y tierra que de no ir preparado podía suponer convertirse en una auténtica trampa mortal.
Las nubes que cubrían el astro rey habían ido desapareciendo, dando lugar a un despejado cielo, con los rayos del sol cayendo verticalmente sobre los tres peregrinos, sin una mísera sombra sobre la que encontrar cobijo del abrasador calor.
- Si esto prosigue nos deshidrataremos… -advirtió Satro en voz baja, ya apenas podía levantar el tono, tan extasiado como un guerrero tras veinte batallas como estaba, un ataque del enemigo hubiera resultado final-
- …
- No temas por ella… recuerda ese hechizo que conjuró… algo tiene que ver con todo esto… y debe ser algo importante cuando ni a sus compañeros se nos ha dicho nada. El Cielo no permitirá que le ocurra nada malo… almenos… por ahora, claro.
- Tras la historia del arcángel Tyrael, mi confianza en ese reino ha ido disminuyendo, ahora ya ni siquiera descartaría un complot entre cielo e infierno para terminar con nosotros.
- No seas tan pesimista. Vamos, pongámonos de nuevo en marcha, si he de morir moriré intentándolo… ¿qué dices?
- Digo que no hay otra opción. –dicho esto, cargó con el cada vez más pesado cuerpo de Carolina a cuestas dispuesto a continuar su largo camino hacia el norte, sin saber qué buscar, qué lugar encontrarán, ni por qué Dramor no les mató cuando tuvo ocasión sino que huyó-
- Bueno… Kairos dijo que debíamos encontrar a un tal Verin… me pregunto quién será y sobretodo qué será.
- Si nos lo dijo él, no creo que sea nada malo. Incluso desde que partimos del Castillo de Plata hemos sido guiados por uno u otro motivo hacia el norte. Supongo y no sé si desvarío mucho, que este tal Verin tiene que ver con la devastada ciudad de Harrogath y el Monte Arreat, convertido ahora en un siniestro cráter.

Tras esta descripción de Ygar, Satro recordó una conversación que tuvo con Kairos y su obsesión por citar una y otra vez el cráter Arreat.
- Ygar… parece que te desenvuelvas bien aquí… como si te supieras la geografía de lo que antaño eran las tribus bárbaras.
- Sí, mi padre, como rey que era me hizo aprender las geografías de todos los lugares de Santuario.
- Por tanto, te puedes orientar en este laberinto?
- Si supiera, ¿no crees que ya hubiéramos salido de él?
- Sí… es cierto…
- No obstante, pese que no conozco las grutas de este lugar, sí he visto planos y más planos sobre esta zona, más o menos me sabría situar en un mapa sin mucha ayuda.

La cara de Satro se iluminó como si un chorro de luz le enfocase desde el cielo, y con una sonrisa en el rostro, dijo a Ygar:
- Entonces, si estuvieras en un lugar elevado, podrías ubicarte?
- Lo más probable, pero no estoy muy seguro, ni siquiera de lo que buscamos. Hemos caminado ya tanto que ni siquiera se vería la verde pradera de Aranoch.
- Sube a esa montaña, intenta hallar la localización. –Ygar escaló la montaña una gran elevación, ciertamente, y una vez arriba hizo señas a Satro para indicarle que ya sabía dónde se situaban-
- Estamos casi en el centro de las montañas, hemos caminado bastante y correctamente hacia el núcleo.
- ¿Eres capaz de recordar dónde estaba Harrogath y el Monte Arreat? –Ygar agudizó la mirada entornando los ojos, mirando fijamente hacia el horizonte, pero apenas sin encontrar una pista clara-
- No, no soy capaz de divisar nada sobre ello. Dicen que antes del cráter Arreat hay una roca en forma de mano abierta pero nada de eso se divisa desde aquí.

Satro le hizo señas para que bajara, ya sabían al menos dónde se encontraban, sólo faltaba saber hacia dónde debían seguir.
- Tomaremos esta vía de aquí –dijo seguro Ygar- he comprobado que es la que más se adentra en las montañas, las demás rodean este lugar y salen de nuevo a Aranoch.
- Está bien, seguiremos por aquí, nunca te había visto tan determinado como ahora.

Prosiguieron el duro camino bajo el irritante sol cargando los macutos y Carolina hasta que cansados de tanto caminar decidieron sentarse a descansar un rato, por pequeño que fuera, debían recuperar fuerzas si no querían perecer en el intento de encontrar lo que Kairos llamaba el Monte de las Almas.
El dulce sonido del correr del agua les despertó de su liviano sueño. Sin duda alguna habían descansado lo suficiente como para lograr la recuperación de sus sentidos, al menos el del oído, pues antes jamás hubieran escuchado esa suave melodía de la naturaleza.
De nuevo, tras un juego de miradas, cogieron todos los bultos y a Carolina y corrieron como almas que lleva el diablo por los caminos escarbados en la dura roca, imposible de calentar aun bajo el abrasador Sol, buscando, como depredador que ansía cazar su presa, ese correr del agua.
Satro iba por delante y tropezó con una pequeña roca que salía en la superficie, plana con cinco protuberancias en el canto. Se detuvo a mirarla y llamó a Ygar quien le había adelantado.
- La roca de la mano… ¿es posible? –la ilusión por fin les acogía en su manto, con las caras de felicidad volvieron a poner la roca curiosa en el orificio de donde el pie de Satro la había expulsado y continuaron la marcha, ahora con mayor brío, por el camino que llevaban un buen rato siguiendo.

Tras varios giros y otras muchas rectas, por fin la última vuelta, el sonido lejano del agua había dado paso a uno mucho más intenso, más fuerte, como si fuera de una gran cascada, algo muy extraño estando en ese sitio.
Giraron la última vuelta y sus pies abandonaron el mundo de piedras y polvo para entrar en uno de hierba verde, floreciente, húmeda, fresca, viva. Era un espacio circular increíblemente grande, con la fresca hierba bordeando el entorno, dos grandes cascadas a los lados y frente a ellos, en el otro extremo de aquel paraíso, un colosal monte de piedra azulada, elevado vertiginosamente hacia el cielo, perdiéndose la vista sin llegar a alcanzar la cumbre.
- El monte… es…
- Sin duda alguna –completó Ygar- el Monte de las Almas.

Carolina se reanimó y corrió hacia la base del monte, siendo seguida por sus otros compañeros, y deteniéndose de repente ante la entrada al interior.
- Un monte… hueco? –se preguntó a sí mismo Satro-
- Exacto joven… -dijo una mujer ataviada con vestimenta de cuero negra y un báculo de madera, mientras bajaba por una escalera tallada en la roca viva del monte con todo lujo de detalles y dibujos en ella-

Si lo quería, su mirada ora gélida que podía helar el corazón de los hombres ora comprensiva que podía hacer sentirse a alguien en el propio seno materno, sus labios podían transmitir los peores conjuros de encantamiento y decir las palabras más dulces que se hubieran escuchado.
- Hola Satro, Ygar, Carolina… veo que no ha podido llegar Kairos… lástima… ya lo veré más tarde. Me presento: mi nombre es Verin y soy la Baronesa del Monte de las Almas, último lugar de paso de los espíritus de los difuntos en su búsqueda de la inmortalidad. Bienvenidos a mi feudo.

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morza
Asunto:   MensajePublicado: 19 Oct, 2005 - 05:47 AM

Demodragón
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felicitaciones blackelf... muy bueno el cuento...
espero el ultimo capitulo, toy intrigado!!
me puse a pensar y se podria hacer un especie de juego RPG XDD
jaja, taria bueno... igual tengo mas intriga en el porque se llama asi el ultimo capitulo!
bueno, muy bueno el cuento
adios

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http://www.youtube.com/watch?v=aDtYq_769MU
 
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Blackelf
Asunto:   MensajePublicado: 19 Oct, 2005 - 03:07 PM

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28 Jun 2004
Hoy me pondré (esta noche) a escribir sobre el texto décimo que, como podéis ver en el primer mensaje, se titula "El Dedo de Dios". Lo que he hecho hasta ahora ha sido presentar a todas las piezas de mi tablero de ajedrez:
- Belial
- Eilis
- Dramor
- Caballeros Celestiales (también se les llamará Caballeros Reales)
- Kairos
- Verin
- Ygar
- Satro
- Carolina
- Kairos
- Somarek

Desde el capítulo 10 (incluyéndolo) aquellos que hayáis estado siguiendo la progresión de los hechos os daréis cuenta cómo todo comienza a encajar:
- por qué los caballeros del cielo ayudan al infierno
- por qué Belial necesitaba tanto su Ascensión
- por qué ese interés en Tristam y La Colmena
- el rol que juega el Monte de las Almas
- eso que anuncié por ahí de un tal Sho
- por qué cada uno de los tres compañeros tiene una cualidad (cerebro, corazón y espada) y cómo se van articulando esos dones en los tres personajes.
- y sobretodo: el conjuro que está haciendo Carolina
y lo último: ¿qué es el Mundo del Eterno Recuerdo?

En definitiva, si queréis ver un poco más allá del texto, podréis averiguar mucho más de lo que doy a conocer. Y si os fijáis en estos puntos os vendrá a la mente los hechos más próximos y los más lejanos.

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Blackelf
Asunto:   MensajePublicado: 21 Oct, 2005 - 09:32 PM

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ACTO X:EL DEDO DE DIOS

Todavía no había comenzado el enfrentamiento entre Eilis el Atormentador contra Kairos y su grupo cuando en el infierno Belial, Dama de las Mentiras, Señora de las Piedras del Alma y Emperatriz del Infierno, meditaba en su oscura y retorcida estancia, custodiada por los dos Caballeros Reales Barakel y Nelchael.
- Adelante Belial, tú puedes hacerlo –se decía a sí misma en la soledad de su enorme alcoba mientras sus ojos contemplaban el tomo mohoso que tanto había estado leyendo recientemente y que ahora tenía delante de sí misma, en su atril, todavía cerrado pero que de un instante a otro abriría y escudriñaría en él-

Con la mano derecha firme tomó el dorso, acariciándolo con suavidad, notando como entre sus dedos se resbalaban las arcanas páginas dotadas con impronunciables conjuros. Retiró la mano, algo atemorizada pues el poder que estaba a punto de liberar podía causar el final de sus planes o beneficiarlos y pasar a la siguiente fase. Decidió proseguir, su voluntad inquebrantable frente al miedo de su corazón venció en la contienda y, con la mano derecha en el dorso, posó la izquierda sobre la cubierta, deslizándola hacia el canto superior derecho y abriendo así el libro.
Algo sobresaltó a la concentrada dama y la obligó a cerrar de súbito el libro, recelosamente posó las dos manos sobre él, como si alguien osara arrebatarlo de sus legítimas manos. En verdad, lejos de toda paranoia que cupiera en ese momento dentro de la intranquila mente de la Dama de las Mentiras, había una segunda presencia en la sala, un ser cuya identidad desconocía, en absoluto era humano ni celeste, pero tampoco parecía una presencia del infierno.
- ¿Quién eres? –preguntó la Dama mientras continuaba aferrando el libro con sus manos y la mirada recelosa en toda la sala-
- Soy un ser superior… más allá del bien y del mal… no busques mis orígenes en el infierno ni en el cielo –resonó la presencia en toda la habitación, alarmando a los Caballeros del Cielo que custodiaban la puerta en la parte exterior y penetraron violentamente en la misma causando gran estrépito pero sin ningún efecto, pues sus cuerpos se quedaron inmóviles en el aire, envueltos por un aura mística- ahora estaremos mejor…
- Si estás más allá de la frontera entre el bien y el mal… si no eres de ninguno de los tres reinos… ¿a qué has venido aquí?
- No conoces el verdadero alcance de ese libro –sonó de nuevo la misteriosa voz, proveniente esta vez de delante del atril donde Belial mantenía el libro. Una nube de humo envolvió el área y se vislumbró la forma del espíritu: un conjunto de huesos cubiertos por una armadura pesada, con las cuencas de los ojos vaciadas y todavía algunos pingajos de músculo adosados a los huesos. Belial se sobresaltó por el hecho y dejó de aprisionar el libro con fuerza-
- Conozco lo que puede hacer este libro… y es justamente ese poder lo que quiero convocar.
- El Poder no debe caer en manos de insensatos.
- El Poder es mío –reclamó Belial tomando el libro y abriéndolo por una página al azar. Al leerla una maliciosa sonrisa se dibujó en su cara y sus ojos se iluminaron de ilusión- este conjuro… sólo necesito este conjuro para desatar el Poder y ser dueña de él: dueña absoluta e indiscutible sobre la existencia, en unos parámetros ajenos a la muerte y a la vida: ser Una sola con la existencia.
- Quieres dominar la Fuente… no sabes los peligros que ello entraña.
- He conseguido Ascender, ahora sólo faltan dos pasos para conseguir mi propósito.
- Serás un Dios caído. –la presencia desapareció de la sala y se llevó todo el humo con ella. Los Caballeros Reales cayeron de bruces contra el suelo y haciendo reverencia salieron de la habitación levantando la puerta que habían tumbado anteriormente-
- Así que un Dios Caído… pues lo seré si ese es mi cometido.

Más decidida que nunca, abrió el tomo por la primera página, el aroma a viejo y a sabiduría contenida pronto embaucó a Belial en un profundo estado de receptora universal, todo era comprensible para ella, su cerebro y su mente asimilaban todos los contenidos que poco a poco iba leyendo, devorando con la mirada, murmurándolos en voz baja, avanzando página tras página…
Así estuvo Belial durante horas hasta que dio de nuevo con la página que, por deseos del azar, había aparecido anteriormente ante la presencia de aquél ser. Su lengua humedeció sus secos labios, frotó sus manos y se reclinó hacia delante para fijar todavía más la vista. A diferencia de las demás páginas y hechizos y conjuros, esta vez no murmuró, ni siquiera movió los labios, demasiado peligro entrañaba pronunciar una sola de las palabras ahí contenidas, podía desatar lo imposible por un accidente.
Saboreaba cada instante, cada momento era un placer efímero que desaparecía y reaparecía con cada palabra, con cada frase… y así siguió la Dama de las Mentiras hasta que terminó el libro, en el momento en que Eilis terminaba con la vida de Kairos y llamaba al dragón Dramor que estaba en pleno ataque mortal contra Ygar, Satro y Carolina.
Esa misma noche, tras haber descansado en su lecho mullido, conjuró un cristal de llamamiento, decidida a hablar con Eilis, el cual ya hacía rato que se encontraba en la renacida y tenebrosa ciudad de Tristam.
- ¿Cómo marcha la situación en Santuario?
- Todo está correctamente planificado. El último guardián ha perecido y los tres no sabrán salir de aquél desierto con vida.
- Eilis… si algo he aprendido de los fallos de mis anteriores, es que hasta que no veas un cadáver no des la pieza por cazada. Ahora mandaré a los Caballeros Reales a que terminen el trabajo.
- Puedo llevarlo a cabo yo perfectamente, mi señora.
- No dudo de ello, pero prefiero que mi brazo derecho haga otras tareas más adecuadas a su nivel que las que haría un simple mercenario. Tú, como Brazo de Dios, debes preparar mi llegada a Santuario.
- Sí mi Señora.
- Cuando llegue allí, marcharemos directamente contra el Monte de las Almas, debo terminar con Verin sea como sea.
- Entonces… a qué envía a los Caballeros Reales?
- Son traidores del cielo… no sé si serán también traidores al Infierno… por motivos de seguridad les envío como avanzadilla.
- Ellos son mis súbditos.
- Si ellos son tus súbditos, y tú eres mi brazo, ellos serán el Dedo de Dios. Y como tales espero que no dejen vida tras su paso. Quiero que pongan en asedio el Monte de las Almas, quiero que hagan podrirse la fresca hierba verde que crece en las inmediaciones, quiero que hagan secarse a las colosales cascadas que junto a ella caen, quiero que hagan temblar a las almas de los muertos antes que inicien su último viaje.
- Sí mi Dama.
- Dentro de poco seré algo más que Dama y Señora… mi fiel vasallo… serás gratamente recompensado.

Con una reverencia se cerró la transmisión entre ambos demonios. Belial había dado otro paso en sus planes y Eilis comenzó a dudar sobre la lealtad de su Señora.
- Dramor… ¿tú qué opinas sobre Belial? –preguntó acercándose a la cabeza del animal esperando una respuesta que jamás llegaría-

Por primera vez en toda su larga existencia, tambaleaba el pilar de la fe ciega hacia Belial, hacia su misma madre, que disponía Eilis en lo más profundo de sus entrañas.
El nuevo día no trajo mejoría en el estado anímico del demonio, se desenterró de su fosa y, tras haberse quitado la arena que llevaba encima, echó una mirada hacia la torre de la Catedral de Tristam, donde estaba esperándole su fiel mascota, con las alas recogidas y las fauces cerradas, con sus fríos ojos amarillentos mirándole fijamente, respetándole y exigiéndole el mismo respeto con sólo una mirada. Las pesadillas volvieron a su mente: la muerte de sus progenitores, la destrucción de su poblado, la aniquilación de toda su especie y la salvación de su miserable vida a manos de una mujer, la Dama encargada de la defensa de aquél pueblo: Belial, durante el Exilio Oscuro, durante las campañas dirigidas a eliminar las poblaciones rebeldes a Azmodán y a Belial.
- Eliminó a Azmodán sólo por poder… eliminó a Diablo, Mefisto y Baal, solo por poder… eliminará a los Caballeros Reales, a mis súbditos, sólo por poder… eliminó a Somarek sólo por poder… sólo quedaré yo… sólos tú y yo, Dramor.

El dragón pareció comprender estas palabras y, tras un estridente chillido, desplegó sus alas y planeó hacia donde estaba su amo, tendiéndole un ala para que subiera sobre él.
- No debemos permitir que esto ocurra… Belial debe detenerse o… ser detenida.

Dramor tomó impulso y salió despedido volando por el oscuro cielo que ocupaba, no solo la zona de Tristam sino también toda la región de Khanduras y el valle de Aranoch, lindante hasta las escarpadas montañas bárbaras.

El sol se alzaba imponente sobre el Monte de las Almas, lugar de residencia temporal de Ygar y Satro, quienes estuvieron casi toda la noche descansando en mullidas camas de polvo estelar, habiendo dejado a Carolina en las sabias manos de Verin.
Al poco de despertar, y como si ella lo supiera, las telas enjoyadas que cubrían el hueco de entrada a la sala se abrieron por las finas y delicadas palmas abiertas de Verin, que penetró en la estancia en penumbra y con un gesto de su cabeza, se levaron las otras telas que cubrían las ventanas, haciendo penetrar la luz y el calor solar a la habitación fría y húmeda que había dejado la noche.
- Bueno… adelante, ahora hay cierta calma… podéis preguntar todo lo que queráis –dijo la mujer complaciente mientras se sentaba en una trona y miraba a los jóvenes aventureros, los cuales tras una mirada cómplice, decidieron empezar su asalto de preguntas-
- ¿qué está ocurriendo? –preguntó con interés Ygar, pudiéndose ver en sus ojos la necesidad de saber, la curiosidad que le corroía desde dentro-
- Supongo que vuestros guardianes, tarde o temprano os habrán hablado sobre el Exilio Oscuro, la eterna guerra entre el cielo y el infierno… y más recientemente con la muerte de los Tres aquí en Santuario.
- Sí –contestaron al unísono-
- La tierra de Santuario se mancilló con la sangre de los Tres Hermanos, su llegada fue muy disimulada, pero cuando echaron raíces aquí, se volvieron más y más poderosos, corrompiendo el corazón y el alma de los mortales. Tras esto, ocurrieron los hechos de Tristam: muchos héroes acudieron pero sólo uno consiguió romper el vínculo humano-demonio de Diablo… terminando con la vida del arzobispo Lázaro y matando al recipiente del Ser Maligno: el príncipe de Khanduras, Albretch. El héroe que llevó a cabo tal empresa, extrajo la piedra del alma de Diablo del mutilado cuerpo del inocente infante, incrustándosela en el cráneo, para servir como prisión del Mal… pero como todos, como todo, fue corrompido y el Diablo echó raíces en él, y se dirigió a liberar a sus dos Hermanos: Baal y Mefisto, para volver al Infierno y terminar con la rebelión. No obstante un nuevo “héroe” se irguió sobre los demás y terminó con las vidas de Mefisto y de Diablo… pero Baal huyó al Monte Arreat, donde se encontraba la Piedra del Mundo, para corromperla. En la mismísima estancia de la Piedra, el héroe terminó con Baal, pero fue tarde y el arcángel Tyrael tuvo que destruir el recinto sagrado, provocando cambios físicos y humanos en nuestro mundo.
- Eso lo conocemos, pero no nos dice qué intenta hacer ahora Belial… -interrumpió Satro la explicación-
- Cierto… pero esto os servirá para refrescaros la memoria… no hablamos de un cuento sino de realidad… esos Tres eran tan reales como vosotros. Ahora Belial, haciéndose pasar por el héroe que terminó con los Tres Hermanos, tiene todas las piedras del alma, asesinó vilmente a su compañero Azmodán y reúne en sí mismo las cinco esencias del mal. Eilis es su brazo ejecutor, Somarek era el brazo mágico y consejero de confianza, pero tememos que este lado cuerdo haya sucumbido y permanezca sólo Belial y el Atormentador. La oscuridad ha llegado ya a nuestras puertas: el dominio de Belial se extiende desde la punta sur de Khanduras hasta la entrada a las montañas bárbaras. No sabremos cuánto resistiremos pero si el Monte de las Almas cae… -dejó inconclusa la oración, con la mirada perdida en la pared mientras un escalofrío le recorría la espalda y la hizo volver en sí misma- si esto cae… supondrá un fuerte golpe contra Santuario, somos el nexo de unión entre el Cielo y el mundo mortal.
- ¿Qué le ocurre a Carolina? –preguntó Ygar temiendo por su compañera-
- No temas por ella, está cumpliendo con su papel para ayudarte… debía conjurar ese hechizo y ahora está almacenando fuerzas para terminarlo.
- ¿Qué es ese hechizo? ¿qué poderes tiene? –dijo con calma Satro tras poder leer entrelineas de lo que decía Verin y tras hallar en los ojos de la misma la explicación, una explicación que Ygar no quería ver y que incluso a él le resultaría dolorosa-
- Ese hechizo… se llama Conjura del Ángel… en cuanto a sus efectos… no sé si debería comentároslos ahora…
- Adelante por favor… -concluyó Ygar resignado esperándose lo peor y sin querer aceptarlo-
- Carolina no era un fantasma por casualidad… necesitábamos un cuerpo muerto… un ser etéreo… porque uno normal no podría soportar el dolor, enloquecería con el mismo y terminaría siendo lo contrario a lo que se quería curar. El hechizo de la Conjura necesita del sacrificio voluntario de un alma… en este caso, la de Carolina. A cambio, se iría convirtiendo en un ángel: dejaría de sentir, dejaría de oler, dejaría de escuchar, dejaría de saborear, dejaría incluso de ver… hasta que, llegado el momento, recitara la parte final del hechizo, que se convertiría en un ser celestial… y podría emplear su energía en sacrificio de alguien.
- Entonces… ahora mismo Carolina no es más que un cuerpo con sentimientos pero sin ningún sentido. –dijo amargado Ygar-
- Sé lo que sentías por ella… pero esto no pasa porque sí…las cosas aquí no pasan por simple azar… hay una explicación.

Mientras tanto, en el Infieno Belial abría un portal a Barakel y Nelchael justo en la entrada a las tierras bárbaras, con las órdenes claramente establecidas: Destruir los cimientos del Monte de las Almas así como cualquier resistencia al supremo poder del infierno.

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Ultima edición por Blackelf el 22 Oct, 2005 - 02:06 AM, editado 1 vez
 
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morza
Asunto:   MensajePublicado: 22 Oct, 2005 - 01:39 AM

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mmm... no te diste cuenta black elf?? repetiste, ademas del titulo, la historia dos veces.... vos te fijas y se repite todo, arreglalo, no querras que se vea asi XP

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http://www.youtube.com/watch?v=aDtYq_769MU
 
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Blackelf
Asunto:   MensajePublicado: 22 Oct, 2005 - 02:07 AM

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Ya está, gracias, da gusto saber que alguien lee los relatos ^^

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loko
Asunto:   MensajePublicado: 30 Oct, 2005 - 10:16 PM

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jder maxo esto esta k se sale, es la primer ve k lo leo y me kedao flipao
kon una kosa asi solo puedo decirte un kosa, sigue Smile
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