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Nippur
14 Asunto: El Trotamundos: Parte 1 de 3  MensajePublicado: 02 Jun, 2008 - 01:41 AM

Golem de Acero
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Golem de Acero

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*Nippur_delagahs /// EUROPE NO LADDER (por ahora sigue viva!)

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El Trotamundos


BASADA EN EL MUNDO DE DIABLO






PROLOGO:
Con el correr de los días, mi sangre fluye con menos rigor que antes, por lo cual no tengo mucho tiempo para poder contar mi relato en este reino vivo. Te Relataré mi historia, por única vez antes de que me marche luego hacia un lugar mejor. Esa es la única forma de no permitir que la oscuridad me arrebate aún la voluntad con la que respiro y que hace fluir mi propia sangre envejecida y condenada...
Aprende tú de este suceso que pocos conocen, pero que muchos ocultan al ahora tranquilo reino de Santuario. Aprende, ya que no sabría decirte cuanto tiempo más nos queda de felicidad y paz.

¿Qué quien soy yo? Ahh… pues, eso lo sabrás muy pronto, tu preocúpate por escuchar lo que tengo para decirte, te hará una persona mas precavida…





PARTE UNO DE TRES: El libro verde.



CAPITULO 1: Caza-Recompensas

Año 1060 del calendario Kurastciano, según lo que recuerdo desde la última vez que ví uno. El nomadismo por los pueblos de Santuario me daba un sabor amargo a soledad, que con el pasar del tiempo me desalentaba cada vez más a seguir. Los largos valles de Aranoch alojaban su belleza como de costumbre: vastos e inalcanzables valles y sierras, en donde el cielo y la tierra se unían, gigantescas estatuas destruidas por el paso de las guerras, que daban un aire a melancolía, pequeñas alimañas y grandes oasis que me permitirían conseguir llegar a la siguiente urbe, que según mi mapa no se asentaba muy lejos. Cada grano de arena que pisaba, me agotaba constantemente, y mi espada pesaba como doce. Ya no estaba en condiciones de recorrer tan largas distancias, como en aquellos días de campaña.
El calor golpeteaba mi rostro sin piedad, lo conocía desde hace meses, eso es lo que me permitió seguir cuerdo en el furioso camino. Solo con la compañía de los arbustos ponzoñosos, tuve que juntar fuerzas para superar un camino que ya era bien conocido por los buitres
Pude lograr mi cometido: La ciudad del paso de las hermanas de la Orden del ojo Ciego. Había cambiado mucho desde la última vez que estuve aquí: toda la zona adyacente a la catedral tenía un parecido a mí querida Westmarch; lo único que le faltaba era un poderoso puerto por el cual resguardarse, pero todo lo demás era muy parecido, su crecimiento era impactante. Lo que antes parecía ser un delgado camino de mercaderes acompañado por casuchas de aldeanos y burdos graneros había cambiado completamente en una gran ciudad en crecimiento. Veía marchar Potentes Arpías portando grandes arcos de madera y doradas armaduras, que impresionaban ante un pasado y conocido uniforme de cuero de lobo, era evidente que mis 40 años habían corrido muy rápido. Las calles pavimentadas estaban perfectas, las aceras y las tiendas de roca maciza, todo era grandioso. Me acerqué hacia una frondosa casilla vestida de vivos colores, en la que la luz de una gran lámpara daba lugar a cantidades de quesos y panecillos, todos con un aroma especial y único. Con las pocas monedas que me quedaban decidí comprar un gran pedazo de jamón, y otro de queso para poder seguir viaje con algo que comer.
Al salir de aquella casilla comenzó a lloviznar, y la noche se apodero de lo que antes era un cielo infernal. Tome la sabia decisión de buscar un lugar donde refugiarme.
Al entrar en una de las calles del paso, pude detectar la molestia del silencio; nadie se hallaba fuera, salvo ciertos animalitos como ratas y lagartijas.
Uno de tantos lugares estaba entreabierto, con una tétrica luz dentro, inquietantemente resaltado de entre las demás casas. No se porque, pero tome la decisión de solicitar estadía allí. Jamás imaginé que me encontraría con algo nuevo.
Ingresé en la morada, en la cual me encontré con el responsable del hogar; era un hombre barbudo y de ancha espalda, calvo y con dos dedos de menos en su mano izquierda.
Miró fijamente mi rostro con agrado, como si esperara mí llegada de antemano, como si no temiera a la misma muerte. Su mirada cálida me dejó sin palabras, se me hacia muy familiar, y un rato después, habló:
-Puedes empezar por sentarte, muchacho. Me llamo Garraran y soy un leñador de por aquí, ¿que buscas en mi hogar?
-Disculpe mi indiscreción, solo buscaba alguna hacienda donde resguardarme de la tormenta.
-¿Tú acaso eres un caza-recompensas? Si lo eres, podrías ayudarme. Tienes los colores de los guerreros de Westmarch.
Con un poco de intriga le dije: -No, no lo soy. Yo ando en busca de mi destino, vivo por lo que puedo recaudar de algunos trabajos, y hace tiempo que no he servido como caza-recompensas, desde que los grandes males desaparecieron. Como notó, he servido a mi pueblo en la guerra, y si necesita mi ayuda, con gusto se la daré por una pequeña estadía en este lugar, y algunas monedas... por cierto, mi nombre es Abraham, Hijo de Caín.
-Caín!! - Dijo Garraran - ¿el último de los Horadrim? jeje… ya veía en tu flameante semblante algo del viejo bastardo de Deckard (hecha a reír como si se conocieran de antemano). Es un gusto conocer a su hijo. Si no te molesta la pregunta ¿tu padre sigue con vida?
-No. Cuando mi padre llego de la batalla de los 3 males fundamentales, ya era él muy anciano y se dejó caer en manos del Cielo, y no me molesta, vivió todo lo que debía y murió como un héroe.
- Cuanto lo siento amigo, pero te diré que el era un gran amigo mío, por esa razón te daré estadía gratis. Yo fui en mis tiempos un integrante de los guardias de La Orden Horadrim. Éramos pocos. Pero serví con valentía en los momentos de peor situación.
-Dígame señor Garraran, ¿Por qué precisaba la ayuda de un caza recompensas? Si usted me obsequia la estadía, yo ofrendaré mi espada y mi brazo con gusto.
Con voz gruesa me dijo: -Abraham, por las tierras abunda una hermosa paz, desde que el gran héroe destruyo los males fundamentales junto a tu padre nada ha sido mejor, pero me temo que el mal no descansa en su totalidad.
- Mi sangre se heló al oír ese comentario, ¿Cómo podría ser? -¿Que quiere decir…que? No le entiendo...
- Oye esta historia: Hubo una vez un Joven del paso, que decidió ir en busca de los males fundamentales, como tantos. Alamín era su nombre. Este joven era capaz, muy audaz en el uso de la espada, pero lamentablemente, al enfrentarse a las bestias del desierto de Aranoch, fue acorralado y pereció. Su cuerpo fue recuperado por mercaderes de regreso a la ciudad, totalmente encarnizado. Hace muchos años que él esta enterrado en el cementerio de Aranoch, pero al parecer, su cuerpo no yace tranquilo en su panteón. Vagabundos y citadinos, afirman haber visto sombras por la noche, y ruidos de espadas rozando el áspero concreto de la ciudad, hasta yo puedo dar fe de ello...
-¿usted pretende conocer lo que sucede? Es algo muy extraño, la corrupción a desaparecido después de la destrucción de la piedra del mundo, ¿no es así?
-hijo, con mi vejez y mi experiencia he comprobado algo muy cierto, muchas cosas no son lo que parecen ser; nunca confíes en el presente, solo confía en tu corazón, es el único que iluminará tu camino.
-Sabia lección Garraran, lo tendré muy en cuenta. Mañana inspeccionaré el cementerio, y no le cobraré nada.
-je je je, no evitaras que te invite hoy una cerveza, de eso no tengas dudas.

Al siguiente día, me dispuse a ir a investigar por la noche aquel cementerio, ya que el calor del día puede llegar a ser fatal y debilitante en esta época del año.
En la tarde, me preocupé por revisar antiguos libros de necromancia, que solicite en la tienda de alquimia más cercana, por casualidad de que realmente se trate de un no muerto. Prepare varias especias y ungüentos que podrían hacer falta, algunos que eran muy complejos de hacer los solicite al mercader, quien tuvo la amabilidad de obsequiármelos para la causa. Como yo no tenia conocimientos de con que yo habría de enfrentarme mañana, bañe, como viejo hábito, mi espada en agua bendita, que el monje de la ciudad me ofreció amablemente. Guarde sueño bajo un sauce y espere a que cayera la noche para preparar mi equipo.
Antes de salir, me despedí del amable Garraran con un apretón de manos.
- Le prometo señor, que de hoy en mas, no tendrán de que preocuparse por…, sea lo que sea. El mal que existió en la tierra no debe volver a aparecer nunca más.
-Estoy contigo, joven Abraham, pero ten mucho cuidado, Alamín no es insensato, no lo subestimes; tampoco te confíes en el cementerio, muchos borrachos y aldeanos que han ido a llorar a sus familiares por la noche no han vuelto de por allí.
-No se preocupe amigo, Tyrael y mi padre alumbraran a mi lado
-Adiós valiente Abraham.
Mientras me alejaba de su casa, Garraran me dijo mientras lágrimas caían de sus cansados ojos: -Dale paz a mi hijo, por favor
Con su mensaje entre dientes, fui decidido a cumplir mi labor.

Esa noche fue muy dulce: su belleza y frescura me hicieron meditar un rato largo. Largos juncos que brotaban del piso se movían al compás de mi corazón fanático; y las sierras y acantilados parecían ser demonios vigilantes, altos hasta el cielo. Mi mente me estaba haciendo alucinar un poco, pero la despejé de cualquier pensamiento, al ver a lo lejos el gran cementerio de Aranoch.
Su entrada estaba custodiada por dos gigantescas estatuas de leones enfurecidos, que como todo guardián, nunca alejaban la vista del visitante. Al momento de cruzar el Umbral del camposanto, sentí pequeñas rocas caer tras de mí. Instintivamente voltee sin encontrar nada. Seguí caminando mas alarmado que antes.
Mi visión no llegaba a distinguir el final de la necrópolis, por lo que la luz escaseaba cada vez más; las lapidas no conocían final salvo el que yacía grabado en si mismas, las hileras eran interminables, o por lo menos era lo que mi insolada mente me hacia creer.
Los panteones y pasos de criptas hacían disminuir la visión. La luminosidad de la luna dejo de ser mi aliada al entrar en el sector de los panteones, por eso decidí hacer uso de un pequeño ungüento de luz, la suficiente como para no tropezar con ningún obstáculo.
La larga búsqueda parecía interminable, en cada esquina de los caminos se sentía la presión que ejerce cual enemigo al acecho, pero mi vida de entrenamiento en “La Orden” me enseño a evitar esos pensamientos bajos y al estar siempre alerta.
Al caminar un rato mas, ni siquiera mi gran entrenamiento mental pudo evitar sentir un pequeño escalofrió al lo que escuche a continuación: un grave rugido provenía de una dirección. Me detuve un momento, solo para oír otro rugido del sentido contrario. Desenvainé me espada aún humedecida y me puse en guardia. Pequeños golpeteos se comenzaban a acercar, como cascos de caballos, pero mas pesados. Los golpeteos empezaron a hacerse más duros y se acercaban hacia mí. Decidí moverme de allí hacia un lugar con mas luz lo mas rápido que mi peso podía y llegue a un área clara y amplia con forma circular, y con una gran estrella de 5 puntas delineada de blanco en el suelo empedrado. Los golpeteos empezaron a acercarse hacia mí, y me apoyé en una de las paredes de los panteones. De repente, los golpeteos se detuvieron cerca. Paso un pequeño rato si ocurrir nada, sabia que me encontraba al acecho por lo que trate de descubrir donde se encontraba, sea lo que sea que me estuviese persiguiendo. En un momento note una gran sombra saltar por encima mió y caer en el centro de la estrella: era uno de los leones de la entrada, que había cobrado vida como una gran bestia de roca. Volteó y note sus ojos carmesí, ajenos de este plano mortal. Tomé la iniciativa, y lo golpeé con mi espada la cual, fue inútil ante tal protección de piedra. La bestia me atacaba con sus zarpas de roca, pero yo lo superaba en altura y podía evitarlo. Tomé velocidad y brinque sobre una pared lo más alto que pude, y trate de atinarle con la punta del mango de mi espada a la bestia en mi caída, con toda mi fuerza. Fue un golpe certero. Me hubiera gustado darle en la cabeza pero solo logre alcanzarle el lomo. Me alejé de él muy atontado por el golpe, cuando de reojo observe que la bestia yacía desquebrajada en el piso. Tras recuperarme y darme cuenta de lo que había sucedido, noté que la estrella del piso comenzó a brillar con un color rojo intenso, y varias inscripciones rúnicas aparecieron en los espacios en blanco. La bestia se descascaró de su armadura rocosa y se convirtió en una gran bestia erguida en dos patas, delgado y más grande que antes, de un color rojo demonio, y con garras en forma de cuchillas. Muy rápidamente dio un gran golpe que esquivé por poco y agujereó la pared en la que yo reposaba. Me eché hacia atrás rápidamente, y otro zarpazo de roca me golpeo fuertemente la pierna. Caí al suelo: era el otro león quien me había golpeado. Yacía en un terreno que aumentaba su temperatura inexplicablemente; el león de piedra estaba a punto de rematar, al igual que la bestia más grande. Giré y volví a esquivar por poco lo que podría haber sido mi final. La bestia grande golpeó accidentalmente al otro león de roca, transformándolo a este en otra temible bestia.
Ahora que habían perdido su defensa principal, decidí hacer empleo de la antes inútil espada.
Dejé que intentaran golpearme, para luego aprovechar sus burdos reflejos e ir despedazándolos de a poco, pero parecían no morir jamás. Estaba cansado, y uno logro hacerme caer nuevamente, no perderían una nueva oportunidad como esta. Se prepararon para no dejarme escapar. Uno de ellos iba a rematarme en el suelo, cuando golpeé una de sus patas de una fuerte patada, lo que hizo que cayera sobre mí espada que lo atravesó. Pude moverme hacia un lado ahora, tome mi espada con furia y le corte desde abajo las dos patas a la otra bestia. Me incorporé rápidamente, y con un ligero movimiento de espada le pude dar muerte al segundo león, cortándole la cabeza limpiamente. La estrella se había apagado: me di cuenta de que se trataba de una invocación necrófaga, por lo cual las bestias podrían volver a la vida en poco tiempo. Aproveche la oportunidad y con una pequeña cantimplora de agua y el pie, empecé a borrar la estrella. La carne de las bestias se había convertido nuevamente en piedra y yacían entre los lechos eternos. Me senté a tomar un poco de aire: - La verdad que ya estoy viejo para esto.- Al haberme recuperado, decidí seguir mi búsqueda.

Camine bastante, hasta que un gran panteón de granito detuvo mi paso. En lo alto tenia una plancha de metal pulido, en el cual tenia grabado el nombre “ALAMIN”, por lo que no es dificultoso darse cuenta de quien estaba enterrado dentro. Volteé para ver que no haya nada extraño en los alrededores antes de entrar. La puerta estaba cerrada por dentro. No iba a dar media vuelta y marcharme exactamente, así que di una fuerte patada a la pesada puerta de Hierro justo en el medio de ella. Noté como la puerta se abría, se había destrabado por dentro.
Baje las grandes escaleras de piedra caliza y note una gran hilera de antorchas en las paredes. Con un conjuro de fuego que me enseño mi padre, pude encender las antorchas, ni bien yo me acercaba a ellas. Maldecí al oír como la gran puerta de hierro se cerraba nuevamente, y esta vez por fuera; fue donde me di cuenta que no era suerte el que se halla destrabado tan fácilmente, por lo que seguí mas decidido que antes a cumplir mi labor de una vez por todas.

La escalera finalizó en un tétrico lugar lleno de cráneos pútridos, esparcidos por todo el recinto. Caminar por ahí me daba asco y tuve que llevar un pañuelo a mi nariz. Me preguntaba porque en la tumba de una sola persona existirían tantos cadáveres, empecé a sospechar. Allí delante mió aparecía el ataúd del Joven Alamín; decidí perturbarlo por última vez para dar fe a que estaba allí, muerto.
De repente, todas mis antorchas se apagaron repentinamente, dejándome solo con mi ungüento luminoso en el cuello. Al acercarme al ataúd pude notar dos pequeñas estelas de luz, y duros pasos metálicos que se hacían cada vez más fuertes... otros pequeños pasos de caracas viejas se oían tras de mí. Sonreí al oír que los pasos mas débiles se detuvieron justo detrás de mí, tomé mi espada y destruí a tres esqueletos caminantes de un golpe giratorio. Habían unos cuantos más, pero no desvié mi atención de las dos estelas rojas de luz que yacían en el final del templo. Decidí correr hacia las pequeñas estelas de luz delante cuidando de no tropezar.
Con mi espada en mi mano, observé que las estelas de luz ya tenían forma de ojos. Tome mi espada y trate de cortar lo que se hallaba entre las estelas de luz y el suelo, pero solo puede hacer cantar al aire. Apareció entonces una espada de la nada, que corto mi ungüento de luz del cuello y trato de alejarme.
Retrocedí y me batí a lucha en la oscuridad, solo guiado por los ojos del demonio y el pequeño ungüento que yacía dos metros delante de mí. Se trataba de Alamín, lo supuse por su destreza superior a los demás esqueletos. Sentí como el viento de la espada me raspaba por poco el brazo, las piernas y el cuerpo; realmente me encontraba en un día de suerte. Lancé una poción de fuego al suelo, que me hizo ver al demonio con el que enfrentaba por unos instantes. El pobre, siguió lanzando sus alaridos con su espada, que alcanzándome el pecho me dejo sin respiro. Mi pequeña armadura de cuero tachonado amortiguó el corte. Ví la oportunidad y avance con mi espada con el sentido del golpe que había recibido, calcule un poco con la luz de sus ojos y le corte la cabeza de un solo golpe; las antorchas se encendieron nuevamente. El muerto, más bien espectro, era Alamín pudriéndose de adentro para afuera, que por una grieta del frágil suelo que se abrió, quiero creer, con la explosión de la poción, cayó hacia lo desconocido donde pudo finalmente descansar en paz por la eternidad. la seguidilla de esqueletos que estaba tras de mí caían en otra brecha abierta en el suelo
Corrí lo mas deprisa que pude para saltar la brecha antes de que me quede atrapado allí. Pude alcanzar el otro lado con mis manos. Me levanté y corrí hacia fuera del panteón que se caía sobre mi, guiado esta vez no por las estelas de luz, sino por la salida que era reflejada por la brillante escalera espejada. Pude salir justo a tiempo de allí, ya que todo el lugar quedo bajo tierra.
Mi herida en mi pecho que, no era pequeña pero tampoco letal, quedo como señal de la batalla, como un recordatorio que nunca olvidare, una visión de la realidad, de que el mal realmente nunca descansó. Tomé una hierba especial y cicatricé la herida rápidamente.
Miraba despabilante lo que antes era un sepulcro muy bien cuidado por el pueblo, donde yacía un héroe local que con valor vivió, y murió por una causa noble. Juré por él y por Garraran que buscaría la forma de eliminar de una vez por todas el odio, el terror y la destrucción, que al parecer aún seguían existiendo por alguna extraña razón. Lo descubriría.
Como último deber, coloqué en el lugar del hecho una estaca con forma de crucifico en la que escribí con mi sangre mientras el alba aparecía tras de mí, simplemente: Alamín.






















CAPITULO 2: Entsteig

Al continuar mi viaje, decidí seguir hacia el norte. Tendría que tener suerte para encontrarme con algún sabio, o algún profeta de camino hacia la nación de los bárbaros para consultarle sobre los pasados incidentes; lamentablemente, todos los que conocí alguna vez ya están muertos.
Decidí no pasar por el paso de las hermanas, para evitar cruzarme con el pobre de Garraran o algún ciudadano agradecido, no sirvo para recibir honores. Tomé el camino difícil, y seguí por el desierto de Aranoch, en un corto trayecto, para llegar hacia las tierras boscosas de Entsteig.
Al fin pude respirar la suavidad del bosque y bañarme después de 2 semanas de viaje agotadores en un pequeño riachuelo. La herida del pecho estaba casi curada, gracias a otro pequeño ungüento que había preparado. El bosque tenia una fragancia a vida, que me saco un poco el sabor a muerte de las tumbas.
Siguiendo por el bosque, me detuve a escuchar un ruido de los árboles circundantes.
Estuve un rato tratando de detectar al enemigo, cuando una flecha me paso justo por arriba de mi hombro. Al voltear, observé a una muchacha de cabellos castaños y ojos verdes, que caía del árbol en la que estaba, junto con su arco. Corrí y atrapé a la joven antes de que se golpeara: hubiera sido una caída mortal.
-No temas joven, no te haré daño. – Le dije mientras me quedaba viendo
-¡¡Suéltame!! –Gritó -¿Quién diablos crees que eres extraño? ¡Has robado mi comida!
-Soy Abraham, Hijo de Caín; Soy quien te a salvado la vida, y sí... tengo hambre, pero no acostumbro a robar...
-No te creo, de todas formas, no hubiera necesitado tu ayuda. Lo único que lamentaré es no poder cenar esta noche: ¡me costó mucho atrapar ese pez solo con mi piqueta! ¿Sabes?, espero que te haya gustado. ¡Tengo muchas ganas de romper…!- en ese momento ella interrumpió su interesante discursillo, y sonreí al ver pasar delante nuestro un pequeño zorro con un pescado cocido en su boca.
-Si quieres, podemos comer juntos algo de jamón que traigo conmigo. Debes de estar muy agotada por tensar un arco tan duro…- Le decía sarcásticamente. Frunciendo el seño, como una pequeña niña, me dijo: - Puedo cuidarme sola, y para tu información ese “zorro” es mío.- mientras se daba media vuelta hacia el bosque
-Bueno, hasta luego entonces- le dije mientras me alejaba de ella, siguiendo viaje mientras reía.

Era una joven muy atractiva, me pareció que no tendría más de 18 años. Al parecer estaba muy lejos de su hogar y su mirada me decía que estaba tratando de regresar.
Al rato, oí unos pasos tras de mi nuevamente. No me arriesgué a que me apuntaran nuevamente con un arco, así que tome mi espada ferozmente y me di vuelta para ver a mi agresor; era la joven otra vez. Instintivamente, pero no intencionalmente la empuje hacia atrás, y cayó a una montaña de hojas caídas…
- Gracias…puff…- decía mientras escupía las hojas- Si te diriges hacia Entsteig, el único lugar al cual ir, te diré que vas por el camino equivocado. Si quieres puedo ser tu guía- me dijo con confianza.
- Bueno, bueno ¿Qué no era que vos te cuidabas sola? (sonreí)
- Claro que si, pero…ejem, veo que no eres mala gente, y he decidido ayudarte, extraño – me decía con seguridad.
-Me llamo Abraham, ya te lo dije. ¿Cuál es tu nombre?
-Ah, pues bueno…me llamo Canna. Soy una mujer guerrera de otras tierras. Mi vida es perfeccionar mi entrenamiento y soy muy buena en combate a distancia.
-¿como me disparaste? No creo que seas buena en eso, ya que no me diste –le digo riéndome nuevamente
-créelo, ya que no te imaginas de lo que soy capaz. Agradece que no te atiné.
Siguiendo viaje juntos, llegamos a la ciudad de Entsteig. En ese momento, supe que conocí a una nueva amiga.

Mas tarde, nos asentamos en una cabaña abandonada, en la que ella había estado residiendo, a la entrada del Río Claro, que desemboca en el golfo de Westmarch.
Descansé por ese día allí y decidí conocer la ciudad principal de Entsteig a más tardar el día siguiente; debía seguir mí búsqueda.
Canne me sirvió la cena con mucho placer: había combinado mi jamón en pequeños trozos en un caldo, cazó un conejo, pescado y consiguió un gran trozo de pan, parecía que alguien estaba arrepentida. Me pidió disculpas por lo que paso en la mañana en el bosque, igualmente, ya las venia venir.
-Abraham -me dijo –Tengo que pedir una gran disculpa, pero a la vez un gran favor
-¿que favor?- le pregunto con intriga
-Esta ciudad es muy peligrosa por las noches, por lo que te pido que no te acerques al bosque al anochecer.
-¿Qué sucede en las noches? –le pregunté
- Existe una bestia entre las bestias, Wendigo. Esta, es enorme y peligrosa. Aparece por las noches en este bosque y causa terror en los alrededores. Ya ha matado a bastantes ciudadanos del pueblo, por lo que quiero que no te acerques hasta que partamos mañana.
-Este tipo de animales no suele atacar a las personas, salvo que estén en peligro de muerte, ó... estén corrompidas. –Dije atónito.
- Abraham, ¿quieres decir que… el mal no había acabado ya?- Dijo con asombro
-Es algo un poco complicado de explicar, luego lo haré con detalle; por lo pronto debo preparar algunas cosas, y descansar para mañana: iré en busca del wendigo.
-Abraham, espera: muchos valientes lo han intentado, pero han perecido ante la furia del wendigo, son muy territoriales y, se rumorea que hay más de uno…-Me decía.
-Entonces acompáñame mañana a darles muerte de una vez por todas; que mejor compañía que la tuya.
-Te acompañare, como una buena guerrera, pero solo para que no mueras solo.
-Ya veraz quien es el muerto, Canne. – le dije mientras me levantaba de la mesa para organizarme. Lo que me quedaba de pociones mágicas lo repartí con Canne, quien remendó mi armadura. Parecía tener un buen arco, pero estaba muy debilitado por el uso. Por las dudas se estropeara, le di una valiosa y antigua daga dorada, según mi padre, proveniente de las guerras del celo, mucho antes de que él naciera, que supuestamente poseía poderes mágicos, aunque nunca supe como usarla, ella se había puesto muy contenta al recibir un regalo después de tanto tiempo sola. Su armadura parecía la de una amazona, por lo que deduje que seria muy resistente en batalla. Me preguntaba si ella tenía algo que ver con ellas, pero no se lo pregunte en ese momento. Juntos afilamos algunas flechas para ella, e hicimos gorros de cuero, con un poco que ella tenía por allí. Luego tratamos de mentalizarnos, descansar esa noche para el día siguiente ir en busca de los wendigos. En un cerrar de ojos, me dormí.
Esa noche, desperté súbitamente. Una delicada mano de mujer me tocó el brazo. Con mi conjuro mágico, prendí mi vela, era Canne.
-Están aquí Abraham... -Me dijo -vienen por nosotros.
-¿pe… pero como es…?- Le murmuré.
-No hay tiempo, ¡vamos!
No encontré explicación al como las bestias tomaron conocimiento de nuestro ataque, solo me quedaba pensar el algo fuera de mi alcance humano.

Tome mi espada y rápidamente me puse mi pantalón y mi armadura de cuero con un corte en el pecho. Seguí a Canne, armada con su arco y su daga, por una compuerta bajo el piso de la casa.
-¿adonde nos llevara este pasadizo Canne?
-Hacia afuera. Sorprenderemos a los wendigos por detrás...
Seguimos caminando por el oscuro pasadizo, y de improvisto aparecieron frente nosotros varias bestias demoníacas: eran unos diablillos, escoltados por cuatro majestuosos hombres cabra, armados como nunca antes los había visto, con armaduras de metal rojizo y cascos con visores que solo daban lugar a la vista de las bestias. Retrocedimos varios pasos con Canne, mientras tensaba su arco hacia las bestias más pequeñas, que tomaban la iniciativa al pelear, además de encontrarnos atónitos al ver demonios frente nuestro, mis miedos mas bajos parecían escarbar dentro mío. Tomé iniciativa y aniquilé a dos diablillos fácilmente de dos espadazos; Igualmente, Canne, se deshizo de uno con su arco a distancia y otro que logro acercarse con su daga mágica, que liberó ante nosotros una estela de llamas al impactar que nunca había observado de aquella arma. Luego, nos acercarnos a los hombres cabra, armados hasta los dientes, que estaban parados mirando con asesinábamos a su pequeña fuerza de asalto. Nos detuvimos al ver que uno de ellos alzo su palma con los dedos hacia arriba, emanando una luz grisácea. Inesperadamente observe como los diablillos caídos volvían nuevamente a la vida, por obra de los gladiadores aquellos. No logré entender como era posible aquello, era algo totalmente imposible de creer; los diablillos en las guerras, acostumbraban a ser reanimados, según recordaba por diablillos mas jerárquicos, llamados “chamanes”,pero lo que había observado allí era algo único, una previa a lo que nos encontraríamos más adelante en nuestro viaje.
Desenfrenado, tomé mi espada y traté de atizar a la primera abominación con mi espada, pero fallé y enterré mi espada en el suelo. Confiado, el monstruo trató de rematarme, pero volteé con un giro rápido hacia atrás, y rebané su armadura metálica a través de su pecho. Al erguirme, un caído me golpeó la espalda con su porra de madera, pero, Canne de un disparo pudo contener a la bestia.
-¡Vayámonos de aquí ahora!- le grite a Canne, mientras otra bestia vivificaba nuevamente a los caídos que Canne mató. Seguimos hacia el frente, y yo tomé un poco de velocidad para embestir a los dos hombres cabra de adelante, los cuales quedaron rendidos en el piso.
Seguimos corriendo hasta que salimos por una puerta en el bosque. Tomé la ultima pócima explosiva de fuego y la arrojé hacia la entrada del pasadizo, el cual se desmoronó entre una oleada de llamas y bramidos flamígeros.
Esto no había terminado aún. Canne preparo una flecha y tensó su arco; yo limpié la sangre mi espada y la seguí hacia la cerrazón de medianoche.
Nos vimos en un claro del bosque con esas bestias peludas, los wendigos; sus manos eran más grandes que mi cabeza y tenían la misma estatura que la casa.
Canne disparó una flecha gélida a la cabeza de un monstruo, y luego a otros dos...
Con mi espada, corte la mano de otro engendro. Su otra mano casi me atrapa, pero con un agacho, pude destriparlo de un corte.
Canne, sorprendentemente, tomo 10 flechas, tenso todas al mismo tiempo, y disparo, matando a unos cuantos más de un solo disparo, no podía creer que haya fallado en la anterior ocasión en el árbol, es muy habilidosa. Me di cuenta que era una mujer Amazona, y que solo quiso asustarme el otro día.
Al morir todos los Wendigo, nos seguimos adentrando el bosque para buscar al líder Wendigo, que casualmente, no apareció de entre la multitud
-El Wendigo líder no es tan pequeño, y no es tan fácil de derrotar- Me dijo Canne- Solo lo encontraremos en el Corazón del bosque.
Nos adentramos al bosque en plena oscuridad. El entorno era bastante decadente con el pasar del camino. Los árboles eran cada vez más gigantescos y tapaban la luz de la luna. Yo me había quedado sin ungüentos, pero Canne tomo una flecha de su carcaj y la encendió con solo darle un soplido.
-Esta flecha esta bendecida por la diosa Hefaetrus, Soberana del fuego, por lo tanto, no se apagará ni con agua, ni tampoco con arena. Úsala como antorcha.
Seguimos caminando, hasta que nos encontramos con el Wendigo Líder, rodeado por aproximadamente 20 wendigos menores.
Canne tomo una flecha, que al azotar contra los wendigos explotó en llamas incendiarias.
Yo corrí hacia ellos, blandí mi espada sobre 3 wendigos con tal Ahínco, que murieron en pocos golpes repetitivos. El Líder quedó solo entre los cadáveres de sus compañeros.
El animal salto sobre nosotros con todo su peso, pero nos movimos en el instante justo. Canne disparaba sus flechas sobre Él, pero no le hacían ningún daño, solo chocaban sobre su dura piel.
Toma mi espada cubierta de sangre de Wendigo, y frote la flecha que Canne me entrego sobre la afilada hoja; Al hacerlo se alzó en llamas, Como las manos del mismísimo Diablo.
Me moví con tal potencia sobre el animal, que hizo que su cuerpo se destrozara al impactar sobre él. El impacto Hizo que el animal estallara en llamas y cayera al suelo. Su cuerpo se volvía cenizas al ir consumiéndose. Tomé una botella de mi mochila y guardé un poco de la sangre de Wendigo en llamas de la diosa Hefaetrus, se mantendría encendido por el fin de los tiempos.
Canne y yo nos volvimos Hacia la cabaña, apestados con la carnicería que habíamos realizado. Nuestra tarea había terminado por ahora, pero aún debíamos seguir hacia el norte, en busca de la verdad. Solo un lugar nos daría la respuesta, iríamos al mismísimo monte Arreat, cuna de la Torre de Homenajes.











CAPITULO 3 : Tierras Bárbaras

A la mañana siguiente, en un corto recorrido por la ciudad principal, decidí que ya era hora de despedirme de la bella Entsteig y seguir mi camino. Canne accedió a acompañarme, ya que lo que venia a continuación no se resolvería de buena manera como hasta ahora.
Tenía muchas preguntas sin responder, entre ellas ¿como resurgieron estas bestias, si ya el mal había “acabado”?¿Como se pudo Alzar en llamas la misteriosa daga de mi padre? la piedra del mundo, el portal que unía el cielo y el infierno con la tierra de Santuario, había sido destruido hace ya 25 años, con la muerte del Señor de la Destrucción. Era algo que parecía inexplicable.
Continuamos nuestro viaje por las tierras Norteñas de las tribus Bárbaras, a 1900 leguas de el Monte Arreat. Caminamos por tundras heladas, y cuevas repletas de Bestias Inesperadas, Como osos y lobos salvajes. Nos vestimos con sus pieles, y continuamos, hasta llegar a la perdida aldea de Troneldarg.
Pudimos presenciar una calida bienvenida de los bárbaros, que por alguna razón nos resulto extraña, ya que nos es común en esta raza guerrera del Norte.
Seguimos caminando por la ciudad, hasta que encontramos con una taberna. Nos detuvimos a comer algo y comprar provisiones, ya que fue un viaje muy largo.
Nos sentamos en la barra, pedimos algo caliente al encargado, y mientras esperábamos escuchamos una inquietante conversación de dos ancianos en la mesa contigua:
-¡¡Te digo Rolfger, eran Demonios!!
-No es posible Tunig, el mal ya se acabo en el mundo, ¡entiende!, no pudieron ser demonios...
-Podré ser viejo y un poco débil de vista, pero no soy tonto Rolfger; ¡¡Eran demonios rojos y con cuernos!!
Un soldado de afuera gritó, dirigiéndose a los ancianos esqueléticos, con voz de combatiente:
-Si no se tranquilizan, voy a tener que echarlos nuevamente de aquí, ¿¡entendieron!?
Canna les dijo a continuación que quería hablar con ellos fuera del bar, me llevo a mí también:
-Señorita, me percaté que usted oyó la conversación con mi compañero Rolfger...
-¿Dónde vio a esos demonios?- le dijo Canna al pobre hombre
-¡¡Los vi en mi panadería la noche anterior, tomaban todo tipo de panecillos y quesos, y huyeron hacia la caverna de los mil reflejos!!
-¿caverna de los mil reflejos? –Pregunte al anciano
-Es una caverna gélida, que posee paredes muy reflectantes, es fácil perderse por allí- me dijo el otro anciano menos alterado -pero sigo pensando que es imposible, Tunig esta loco
-Nos aseguraremos de que sea así -le dije al pobre de Rolfger
-Yo los acompañare- saltó un gran bárbaro de adentro del bar
-¿Quién eres? –Le pregunto Canna al desconocido
-Soy Faldar, honorable descendiente del Korlic, Dios bárbaro del fuego y soberano guardián de la torre de homenajes del monte Arreat. Últimamente estamos sufriendo sucesos inexplicables por estas tierras, y como hijo del guardián Korlic, es mi deber buscar la Paz en mi país, esta es la oportunidad que esperaba…
-Bien Faldar- Le dije –No nos vendrá mal otra espada, y también andamos en busca de respuestas.
-Yo los guiare en la mañana, por la noche es muy peligroso adentrarse en la Tundra helada.
Pueden dormir en mi casa. Tomaran todas las armas que necesiten de mi herrería, y por cierto, estas pieles de lobos no son muy buenos aislantes del calor, tomaran nuevas pieles bien seleccionadas de la mercería de mi madre. Mi hermano Galdur se encargara de vuestra estadía
-Agradecemos mucho tu ayuda - le dije a Faldar, y con nuestras armas al hombro, nos dirigimos hacia su morada.
-Entonces, ¿Cuáles son los extraños sucesos que mencionas? – Le dije a Faldar
- Hemos escuchado demasiados comentarios de bestias demoníacas por estos territorios, siendo ya que la piedra del mundo ha sido destruida. El otro día logre casar un diablillo que andaba solo en la helada. – decía Faldar
-Pues yo me he enfrentado contra muertos vivientes, demonios, Hombres cabra con poderes que nunca había visto, y una gran cantidad de Wendigos poseídos. Todo en menos de un mes.- le dije al gran hombre
-Es algo imposible, esto significa que el mal realmente ha regresado. Me lo temía. Debemos estar alertas ante cualquier suceso. Hay un sabio anciano que vivió y aprendió todos los antiguos secretos de la magia en la torre de homenajes. Creo que es el único que puede ayudarnos. – Dijo Faldar.
-Deberíamos ir a verlo en la mañana – Sugirió Canna, refregándose los ojos del sueño
Fuimos en vela, por la parte más hermosa de la ciudad; tenían grandes faroles, y la gente caminaba todo el tiempo por las aceras. Los carros golpeteaban el empedrado de las calles de Troneldarg.
Nuestro nuevo Acompañante tenía un gran físico, una gran hacha en su espalda, y al parecer un gran corazón por lo que ama; barba rubia y una gran melena. También tenía el tatuaje azul de su tribu en la cara: era sin lugar a dudas un bárbaro de élite.
-Cuéntanos un poco de ti Faldar- le dijo Canna
-Bien. Yo nací y me crié en esta ciudad. Cuando Baal domino estas tierras, mi madre, mi hermano y yo huimos hacia el bastión de los bosques de Entsteig.
Al caer los 3 males fundamentales, regresamos a la renovada Troneldarg, la ciudad bendecida por mi padre Korlic.
-¿Asi que tu eres hijo del guardián Korlic?-Le dije
- Así es, fui engendrado en su gracia y bondad. Él me visita una semana cada 2 años para entrenarme. Poseo la mayoría de sus poderes mágicos.
-Debes ser un gran guerrero- Menciono Canna.
-He buscado toda mi vida la oportunidad de demostrarle mi honor a mi padre, este es el momento…
Cuando llegamos a su hogar, vimos que tenían grandes paredes de roca maciza y angostas ventanas, como si fuera una fortaleza dentro de otra.
Al entrar a su morada, nos dieron de Cenar con amabilidad y nos fuimos a dormir para la gran empresa del día de mañana. Nuestras habitaciones eran confortantes y abrigadoras, tenían adornos de armas muy poderosas. Nos procuramos a reponer nuestro sueño.
Al despertar la mañana siguiente, pasamos a la herrería a visitar al hermano de Faldar.
-Tú debes ser Abraham, ¿verdad?
-Así es, soy Abraham, ella es Canna
-Gusto en conocerlos, mi hermano me habló de ustedes toda la mañana. Pasen por aquí.-

Al entrar en la herrería, vimos un gran pasillo de armas de todo tipo y cualidades; en otro lugar, a parte, una mesa repleta de piedras con raros grabados rúnicos, y por el otro, piezas de armaduras de muchos matices y colores.
Tomamos Canna y yo una nueva espada y unas nuevas cotas metálicas. Canna tomo el mejor arco y flechas tan buenas, que eran extra livianas, pero a su vez, casi irrompibles también se hizo de una buena funda para su daga, la cual fue reparada por Galdur quien, al verla, se sorprendió mucho. Yo me armé con una poderosa armadura metálica de campaña y reparé mi vieja espada, quedó como nueva. Marchamos junto con Faldar hacia donde se encontraba el sabio aldeano, para luego continuar hacia la caverna de los mil reflejos.
En el norte, los días son más cortos, y mucho mas fríos. El ambiente era desolador, pero sorprendentemente bello. Hasta el más feroz animal de la tundra debe percatarse de no quedar a disposición de la noche, ya que no tendría segundas oportunidades bajo el frío desierto.
Continuamos hacia una cabaña muy alejada de Troneldarg, al pie del cerro Vitano. Parecía como si las respuestas ya hubieran estado dentro de mí, cuando vimos aparecer, con un efecto de rayos bajo la entrada de la mística casa, una persona completamente vestida de negro. Nos quedamos los tres observando, creyendo que era el viejo sabio de las montañas pero, en ese instante vimos como otro personaje cerraba las ventanas de madera, y parecía sellar los bordes con una luz roja. Corrimos lo mas rápido que nuestras armas nos lo permitían, pero aún estábamos lejos. El misterioso sujeto de negro trató de entrar a la casa, cuando de repente nos vio. Colocó con mucha suavidad dos dedos frente nuestro y volamos despedidos hacia atrás por una extraña fuerza producida por él, que nos inmovilizó.
El mago oscuro realizo unos movimientos de manos, haciendo estallar la casa en llamas azules. La impotencia era terrible, no pudimos hacer nada. A continuación, El mago nos elevó en el aire, carcajeó, y huyó con otra teletrasportación. Caíamos a lo que seguramente hubiera sido nuestra muerte, cuando nos detuvimos misteriosamente, como si hubiéramos caído en un colchón de plumas. Nos erguimos hacia el hogar. Al llegar, Faldar arrojó su hacha por la ira que lo consumía hacia la puerta, estábamos estupefactos.
En el instante en que nos disponíamos a irnos, el fuego azul se apagó de repente con una súbita onda de frío desde el interior del Hogar. Al mirar hacia dentro, la puerta se abrió y observamos al acercarnos un cadáver calcinado en el piso. Junto a él estaba el anciano, el sabio maestro de las montañas. Parecía algo etéreo, no era una persona, sino una especie de espejismo. Nos miró calidamente y nos habló:
-Han llegado tarde queridos guerreros, mi existencia en el plano mortal ha sido arrebatado antes de tiempo.
-Pero, ¿Cómo? ¿Estas aquí, verdad?- le pregunté
-Me temo que no es así, Abraham, he muerto en el incendio. Mi nombre es Ilar, y ustedes pueden verme, pero no por mucho tiempo, estoy utilizando lo último del maná de mi cuerpo inútil para poder hablar con ustedes.
-Ilar, alabado seas. Por favor contéstanos ¿Qué ocurre? ¿Por qué han resurgido bestias malignas? ¿El mal ha regresado a santuario?- Preguntó Faldar
-Verán, yo no puedo contestar la totalidad de las cosas que me preguntas, ya que no pertenezco a este plano mortal, pero puedo guiarte un poco: el mal no ha regresado, en realidad, nunca desapareció, Lo que ha resurgido a la vista de los hombres es la fuerza del infierno, fortalecida.
- ¿Cómo es posible esto?- Le pregunté enérgicamente
-Aún no lo sé, pero lo sabré dentro de un tiempo. Ustedes en principio deben eliminar al ser que destruyó mi cabaña. – Dictó con voz más débil
-¿Quién era el mago de negro?- Preguntó Canna
-Era un Demiurgo, magos que estudian el cuarto mal.
-¿Cuarto mal? Pregunté
-Verán les explicaré rápidamente. El mal universal se compone originalmente de seis males fundamentales: El Odio, el terror, la destrucción, el Caos, el Miedo y la Muerte. El señor del Odio es Mefisto, el señor del terror es Diablo, el de la destrucción es Baal, el del Caos es Arcel, El del Miedo es Probos, y el último, Señor de la Muerte, Necronomicom. En total son seis los hermanos que componen el mal universal.
-¿Cómo que seis? Eso no es lo que figura en los libros horadricos.- Le intimé
- El mal fue creado por las fuerzas celestiales para equilibrar los sentimientos del hombre. Diablo era sumamente cruel, por ello fue encerrado en un abismo de maldad creado por el cielo: el infierno, y allí se le dio la tarea de la tortura de almas condenadas, era lo que mas le agradaba. Respondiendo por el encierro de su hermano, Mefisto y Baal trataron de evitar que lo exiliaran, ya que eran los que le seguían en crueldad, y amaban la tortura que entre ellos expandían; por ello, acompañaron a su hermano por voluntad propia; muchos años después lograron arreglárselas para escapar, pero no llegaron muy lejos en principio, ya que solo podían poseer a ciertas personas. En cuanto a los otros tres hermanos, estos les interesaba mas la propagación de sus enseñanzas a los humanos, mas que torturarlos; Obviamente, sus intenciones no eran puras. Ellos pretendían algun día poder crear un ejercito maligno en contra del cielo, el cual había encerrado a sus otros tres hermanos. Para lograr comunicarse con los hombres, los tres demonios tuvieron que jurar ante estos y el cielo en nombre de su misma esencia mágica, por lo que no podrían faltar a su palabra jamás, sino serían consumidos. Los Demiurgos, son los seguidores de Arcel, poseen poderes de Magia negra y Caótica. Los Yaman’has son los Magos del señor Phobos, que conocen los secretos mas escondidos del miedo de los mortales, y los Nigromantes son los seguidores del Señor Necronomicom, soberano de la muerte. Estos hermanos se comprometieron a enseñarles a estos hombres las Artes malignas, conocidas como “permitidas”; He allí el porqué de que la mayoría de los libros horadricos les descarten de la cataloga maligna, ya que pocos conocen la verdad tan claramente. Los tres hermanos habían cometido un grave error. El cielo, al enterarse por medio del Arcángel espía llamado Izual lo que pretendían hacer, evitó que estos tres demonios mayores poseyeran la voluntad de ningún hombre jamás; claro está, que el cielo en este entonces tenía completo control de los demonios, sino hubiera sido así, nunca podrían haber sublevado a estos. Ya les he explicado bastante, Deben detener al Demiurgo que me atacó.
-¿Por qué debemos aniquilar a ese Demiurgo? Aparte de ser el responsable de tu terrible deceso. ¿Qué buscaba?- Le dije
-Ese Demiurgo es corrupto. Los magos del Caos no atacan a miembros de su clan, buscaba algo que no pudo encontrar aquí. Al parecer, se confundió al sentirlo cruzar cerca de mi cabaña. Yo también lo sentí, un gran poder maligno concentrado, pero se alejó hacia la caverna de los mil reflejos. Deben detener al portador de ese objeto poderoso, y al Demiurgo antes de que lo consiga. Un mago de su jerarquía y sus intenciones podría usar ese terrible poder mágico para causar muchos problemas
-¿Entonces tu eras un Demiurgo?- Le dije sorprendido.
-Si, yo era uno de ellos, un Demiurgo, pero me alejé del clan para estudiar las demás artes mágicas, y dedique parte de mi vida a ello. Ahora deben irse… - Expresó muy débilmente.
-Pues nos pondremos en marcha. Vengaremos tu muerte Ilar, nos has sido de gran ayuda. Te debemos mucho- Le dije con placer.
-Tomen aquellos amuletos que estan allí en la mesa, inhiben el poder mágico de un Caótico por un tiempo. Deben tener cuidado: un Demiurgo posee poderosos poderes telequineticos, y puede desmembrarlos en un abrir y cerrar de ojos. Deben ser rápidos, ya que al momento en que descubra sus amuletos tratará de usarlos en su contra. Mi tiempo se agotó, ¡apresúrense!, esta de camino a la caverna de los mil reflej…-
En ese momento se desvaneció. Había muerto, y por uno de los suyos. Este sabio nos abrió los ojos. No debíamos defraudarle.

Nos pusimos en marcha hacia la caverna, por un largo camino. Caminamos un tiempo largo, y se hacia de noche, cuando de repente de entre los arbustos, un lobo malherido salio chillando. Faldar se acerco para ver que le había ocurrido. Mientras Faldar observaba los arbustos, el lobo caminó tras de él y le brinco por la espalda furioso. Faldar lo tomó de cuello y lo arrojó hacia delante. Cayó muy levemente en el suelo, tomando forma humana. Era el Demiurgo corrupto.
-¡USTEDES TIENEN LA LLAVE!, ¡DENMELA AHORA MISMO, O PERECERAN EN NOMBRE DE ARCEL...!- Dijo.
Faldar le arrojó hacia la cara del mago su gran hacha voladora, la cual detuvo en frente de si, y la devolvió a su dueño rápidamente, quien la esquivo por muy poco poco. Canna se abstuvo de disparar flechas, fue más conciente en ese momento, por lo que decidió acercarse con su daga mágica.
- ¡ALLI ESTÁ! ¡LA LLAVE! ¡DAMELA¡ – mencionó
Canna se quedó paralizada por lo que había dicho, y retrocedió mientras el Demiurgo se acercaba a ella. Tomé mi espada, avancé, y en su distracción le corte al enemigo el brazo izquierdo, el cual despidió llamas azules que arrojaron a Canna y a mí hacia atrás. Faldar se acercó corriendo hacia él con su gran hacha, pero esta fue doblada en cuatro partes simplemente con su mirada. El Demiurgo trató de alejar a Faldar con sus poderes, pero no lo logró. Observó los amuletos; nos había descubierto. Cortó, a distancia con sus poderes, en un movimiento tajante con su mano, como un cuchillo, el collar de Faldar, y lo envió a él volar hacia atrás con un impulso sobrehumano, donde golpeó con su espalda contra una pared de roca. Canna intentó cortarle con su daga, pero fue tapeada por el Demiurgo en las piernas, y el arma se le escapó de las manos. De una patada por arriba de su cabeza, estilo escorpión, el Demiurgo le quitó a Canna su amuleto; era muy ágil.
Canna salió despedida hacia el suelo al compás de un grito mágico del mago, y se golpeó en la cabeza. Yo me acerqué rápidamente hacia él con mi espada en mano, la cual fue detenida al tratar de impactarle. Al parecer nuestros amuletos no respondían a nuestras armas, solo servían con nuestros cuerpos. Brincó en el lugar con las dos piernas y me golpeó en el pecho hacia atrás y caí al suelo. Junto a mí observé la daga dorada, la cual tomé rápidamente. El Demiurgo encendió su brazo derecho con un fuego azulado penetrante, y pretendió rematarme directamente, pero observe a Faldar corriendo hacia él a toda velocidad. Sincrónicamente, con el inicio de un salto, le arrojé la daga a Faldar, y con su caída penetró al Demiurgo de espaldas, quien se envolvió en llamas azules que encendieron la tétrica noche bárbara.
-¡PERECERAN! – Clamaba, mientras se hacia cenizas. Nos alejamos hacia atrás, y caímos sentados en el suelo frío. Canna se acercó a nosotros un poco dolorida.
-Vaya, este si fue duro- Decía Faldar, mientras le sonreía agotado.
-¿Ha dicho la llave?- Preguntó Canna.
-Era esto, lo que Ilar no podía explicarnos, sino lo hubiera hecho…- señalé
-Parece que es lo único que pudo detenerle. Debe ser un objeto muy poderoso, mas de lo que imaginamos.- Dijo Canna, tomando entre sus manos la daga, que de su hoja aun emanaba un humillo púrpura.
-Debemos continuar hacia la caverna, no podemos perder más tiempo.- Dijo Faldar, con su voz gruesa.
Y eso hicimos, continuamos hacia la dichosa Caverna de los mil reflejos.

Habíamos Recorrido Gran parte de la tundra Helada de día, pero ya al anochecer, la nieve empezaba a caer. Nos cubrimos con nuestras pieles y seguimos camino por la noche, hasta divisar un portal luminoso, era la cueva.
Al entrar en ella, notamos que no era necesario llevar antorchas o cualquier tipo de luces, porque la luz era reflejada al parecer desde el otro extremo, con efecto de espejos de vidrio, donde estaba la salida a Scoglen, la capital de las tierras Bárbaras del otro continente.
-Es decir ¿esta cueva conduce al otro continente?- Le dije a Faldar
-Así es. Esta es la vieja ruta por la cual los bárbaros cruzaron y poblaron la parte norte del continente continuo, Hace mucho tiempo, haciendo que nuestro país sea el más extenso de Santuario.
- Es verdad -Dijo Canna con un semblante agradable- y el nuestro es el mas pequeño- dijo, haciendo referencia a las islas Amazónicas del sur.
La cueva era más luminosa a medida que avanzábamos por sus ramales. Nuestros ojos empezaban a molestarse por efecto de los reflejos de luz, que recorrían en totalidad la caverna, desde el extremo oeste. Nos pusimos unos gorros de cuero con visores estrechos. En ciertos sectores de la cueva utilizamos una cuerda, y la atamos a nuestras cinturas para evitar perdernos. Entramos en un conducto de la cueva que no tenía luz, por la suciedad de su hielo, y decidimos continuar al medio día del día siguiente, en el cual el sol se alza en su punto mas elevado de la cueva, y evita el paso excesivo de luz de cualquiera de las dos entradas; el amanecer de un lado del continente, y la puesta del otro.
A la tarde de ese mismo día, continuamos por la oscuridad utilizando las flechas encendidas de Canna como antorchas para ver mejor en la oscuridad azulada. Muy cerca, empezamos a olfatear un olor agradable: era olor a pan y queso.
-Huelan eso, estamos acercándonos- dijo Faldar sigilosamente.
-Son los panes de la historia de Tunig, el Anciano- dijo Canna, igualmente cuidada al hablar
En ese momento, vimos al voltear repentinamente tras una pared a los dos demonios que buscábamos, sorprendidos por nuestra presencia, cocinando su botín en una fogata improvisada. Uno de ellos era un raro gato montes del oeste, de pelaje rojizo, aún con sus vestimentas de mercader armado y sus lanzas voladoras. No se detuvo a pensar, y empezó a disparar.
Canna, con su nuevo arco, pudo descubrir una nueva habilidad dentro de ella: como disparar una flecha de su propia energía, haciéndose más fácil el trabajo; Aun así, Canna se desvaneció, al parecer a efecto del golpe en la cabeza en el anterior combate y el cansancio mágico del disparo, y fue duramente atravesada por una jabalina apestada en su hombro.
Yo me detuve a socorrerla, mientras Faldar se ocupaba del gato montes.
Faldar se acercó de un gran brinco hacia la bestia, y realizó un conjuro de fuego que hizo estallar en llamas al gato al azotarlo con un giro su hacha al caer. Luego, para rematarlo, le cortó la cabeza, encendida en llamas. El otro demonio había logrado escapar. El gato montes no poseía nada de valor mágico.
Mis medicamentos eran inútiles para Canna, quien seguía inconsciente. Ninguna hierba curativa o ungüento disponible fue útil para sanar el veneno que corría por sus venas. Pensé entonces en regresar a la ciudad para socorrerla. –Espera -, Faldar me detuvo.
-Yo la llevare a Troneldarg, tú persigue y dale muerte al otro demonio, que seguramente se dirige hacia el otro continente con lo que sea que lleve encima- me dijo Faldar, mientras la llevaba en hombros.
-Cuídala, no dejes que muera.
-Descuida, nos veremos mas pronto de lo que imaginas- dijo Faldar
Seguí mi camino, en busca del 2° demonio. Por la cueva de los mil reflejos. Delante mió, a lo lejos veía la salida del sector oscuro hacia la luz. Eran luces dentro de luces, sombras dentro de sombras.

_________________
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Ultima edición por Nippur el 08 Mar, 2009 - 02:55 AM, editado 2 veces
 
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Sanjareli
Asunto: El Trotamundos  MensajePublicado: 02 Jun, 2008 - 02:08 AM

Señor del Odio
503 posts


Señor del Odio

Miembro desde
16 May 2008
O.o

uffff lo lei todo

muy bueno!!

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Saludos.
 
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Death_Noise
Asunto: El Trotamundos  MensajePublicado: 02 Jun, 2008 - 03:36 AM

Reina de los Titanes
2305 posts


Reina de los Titanes

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11 Ene 2008
Nice.. Razz

buena historia..
 
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pepepepe
Asunto:   MensajePublicado: 02 Jun, 2008 - 05:31 AM

Necrófago Viviente
497 posts


Necrófago Viviente

Miembro desde
02 Mar 2008
gran esfuerzo, te ha tomado tu tiempo.. muy buena

suerte

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Cry_Ruben
Asunto:   MensajePublicado: 02 Jun, 2008 - 06:08 AM

Golem de Acero
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Golem de Acero

Cuentas
*LpA_Ruben EU/NL/SC

Miembro desde
25 May 2008
Gran trabajo amigo, mis felicitaciones

Me gusto bastante!

Salu2. blob6

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The game is over
 
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Nippur
Asunto:   MensajePublicado: 03 Jun, 2008 - 07:24 PM

Golem de Acero
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*Nippur_delagahs /// EUROPE NO LADDER (por ahora sigue viva!)

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12 Feb 2004
Holas! Espero que les guste esta historia...

dentro de un tiempo pondre en este post la segunda parte del cuento, y finalmente en el aniversario de la web daré el final de la historia...

Estoy viendo si puedo hacer algun tipo de concurso para deshacerme de algunos objetos que tengo por allí...

Sigan Esperando....!

Cyao

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RedXIII
Asunto:   MensajePublicado: 03 Jun, 2008 - 08:10 PM

Antiguo moderador
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<b>Antiguo moderador</b>

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e/l/hc*RedXIII_hc

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20 May 2006
Te lo muevo a Actividades. Si luego tengo tiempo, le echaré un vistazo, a ver que tal Wink

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El_chulo
Asunto:   MensajePublicado: 03 Jun, 2008 - 08:53 PM

Mago Esqueleto
119 posts


Mago Esqueleto

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13 May 2008
Esta muy interesante y entretenida espero la segunda party . felicitaciones
 
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Krathoz
Asunto:   MensajePublicado: 03 Jun, 2008 - 09:02 PM

Moderador
6021 posts


<b><i>Moderador</b></i>

Miembro desde
08 Ago 2007
Muy buena la historia, la verdad, da gusto leer cosas asi debes en cuando entre tanto topic de preguntas noob Mr.GreenMr.GreenMr.GreenMr.GreenMr.GreenMr.Green

un saludo y seguid asi Cool
 
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WOWfacundo
Asunto:   MensajePublicado: 29 Jul, 2008 - 07:28 AM

Golem de Acero
297 posts


EXPULSADO
Golem de Acero

Miembro desde
01 Jul 2008
Pues...Mr.GreenMr.Green !!

Muy interesante . Me eh entretenido mucho en esa historia ^^
Y supongo que te ha tomado mucho tiempo .. Pues tu trabajo , tiene respuestas.
Felicitaciones , muy buena historia.

Salu2's.

_________________
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DarthBeto
Asunto:   MensajePublicado: 14 Ago, 2008 - 02:59 AM

Elfo Nocturno
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EXPULSADO
Elfo Nocturno

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La de la luz , pero nunca la pago.

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Miembro desde
13 Ago 2008
o_O Interesante historía . Se ve que te costo .

Me encanta leer y sobretodo las historias interesantes .

+1 Me encanta la historía

Que sigas asi blob7

_________________
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TOTONCHY
Asunto:   MensajePublicado: 14 Ago, 2008 - 03:06 AM

Hombre sin rostro
969 posts


Hombre sin rostro

Miembro desde
06 Oct 2007
Esta buena la historia pero leer todo eso aveces es medio pesado un consejo trata de no hacer tan extenso la lectura dividila en mas partes asi es mas facil leer el relato.

_________________
Procede Como Dios que Nunca Llora O Como Lucifer que Nunca Reza
O Como El Robledal Cuya Grandeza
Necesita Del Agua y No La Implora
 
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miraabajo
Asunto:   MensajePublicado: 14 Ago, 2008 - 03:13 AM

Hija del Demonio
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Red Hamachi: Clan Eterno Contraseña: parasiempre

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08 Ago 2008
te mataste la verdad que muy buena esta la trama se espera la acontinuacion jeje suerte!!

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El Guerrero Oscuro.
Un Mundo de Caos.
 
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tnopa
Asunto:   MensajePublicado: 14 Ago, 2008 - 06:43 AM

Gran Hechicero
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Gran Hechicero

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07 Nov 2007
muy buena se ve que has trbajado mucho

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Solos unos tienen el valor para hacerlo solo tu tienes el privilegio de presenciarlo.


HIP-HOP NATION
 
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karb
Asunto:   MensajePublicado: 15 Ago, 2008 - 09:09 PM

Hombre sin rostro
945 posts


Hombre sin rostro

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^^

Miembro desde
04 Nov 2007
muy wapo k currao sta, se spera la segunda

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